Hace unos quince años Delphi estaba probablemente en su mejor momento. Había una gran comunidad de programadores en esta plataforma (que nació en 1994), y que en su versión 7 parecía haber llegado a una interesante madurez. Componentes y bibliotecas de desarrollo para Delphi se encontraban por todas partes. Si uno quería escribir la siguiente «killer application», era cuestión de tener ingenio y de usar, en muchos casos, bibliotecas de rutinas, componentes ya funcionales, que nos permitían entonces concentrarnos en lo que queríamos ocuparnos, sin tener que fijarnos en todos los detalles accesorios.
Pues bien, Delphi, por alguna razón, empezó a pasar por un turbulento trayecto. Borland se dividió en dos empresas y nació Codegear. Pero después ésta se vendió a Embarcadero, los actuales dueños de Delphi, y que han logrado mantener la herramienta a flote, a pesar de que han bajado los ánimos de los programadores, pues los vaivenes de la herramienta produce desconfianza siempre.
Cuando Delphi estaba quizás en una situación privilegiada, había un par de revistas interesantes, en donde solamente se trataba Delphi. Eran publicaciones para programadores, sin duda, y de 1995 al 2001, la revista Delphi Informant tuvo mucho éxito. Hubo en esos seis años de revista todo tipo de información, programas, explicaciones técnicas, para una buena cantidad de características que Delphi soportaba.
Pero Delphi perdió popularidad y probablemente la revista en papel empezó a adelgazar de forma alarmante. Ahora había menos anunciantes y la cantidad de páginas era menor. Estos adelgazamientos abruptos, tanto en los seres humanos como en las publicaciones, son un mal síntoma. Y pasó lo que tenía que pasar: Delphi Informant desapareció. Sin embargo, la empresa que producía la revista hizo un CD con los PDFs y código fuente de cada número. En alguna ocasión estaba buscando la manera de hacer algo en particular y hallé que Delphi informant tenía precisamente un artículo al respecto. Entré a su sitio (que ya no existe) y encontré que podía comprar el CD mencionado. Me costó unos 75 dólares (50 del CD y 25 dólares del envío). El CD tardó meses en llegar y después supe la razón: lo habían mandado por correo terrestre (les costó un dólar el envío). A todo esto me quejé pero nunca más me contestaron. En fin, esa es la parte lamentable de la historia pero, finalmente, el disco llegó y pude ver el artículo que me interesaba.
Hay mucha información en todas esas revistas y mucha de ésta, la mayoría, sirve aún en las nuevas versiones de Delphi. Finalmente es programación y siempre se puede acomodar el código y corregirlo si algo cambió. Pero la cuestión aquí es que todas esta información en papel no se tiró a la basura, sino que sigue estando vigente y funcional.
Ahora que estaba buscando el sitio web de Delphi Informant hallé personas que quieren comprar este CD porque ya no se vende más. Un CD es una posibilidad para no tener que tirar las revistas viejas a la basura. De hecho, muchas veces no las tiramos pero ahí están, acumulando polvo y espacio, durmiendo el sueño de los justos, porque difícilmente nos sentaremos a hojearlas para hallar la información que queremos, a menos que ésta nos resulte imprescindible y sepamos que está en alguno de los números publicados.
Y de hecho, sería sensacional que esta iniciativa se siguiera dando. Por ejemplo, la revista Dr. Dobbs Journal, publica DVDs con todos sus artículos. El disco 6 contiene:
- 21 años delf Dr. Dobb’s Journal (1988-2009)
- Más de 14 años de C/C++ Users Journal (1990-2006)
- 17 años de Sys Admin magazine
- 4 años de The Perl Journal
- 4 años de Dr. Dobb’s Sourcebook
- 1 año de Dr. Dobb’s Digest
- Miles y miles de líneas de código fuente
- Docenas (y más docenas) de podcast (audio) sobre todo, desde desarrollo en .NET hasta como construir apps enriquecidad en internet
- Videos, con la serie exitosa de Scott Swigart.
Y todo por unos 60 dólares (más gastos de envío).
Así pues, ojalá estas iniciativas se diesen más seguido. Quizás una posibilidad es que al llegarnos una revista la pasemos por el escáner y la armemos como PDFs, o tal vez, podamos comprar la revista de nuestro interés como PDF y podamos ir creando una colección de las mismas en discos compactos, simplemente para así poder tener la información a la mano. Creo que en internet el espíritu colaborativo podría ser muy útil en este sentido.