Hay diversos tipos de besos, los amistosos, los románticos, los informales, etcétera, y el besarse es uno de los comportamientos humanos que no parecen tener explicaciones científicas sencillas. Tal vez la razón es que un beso significa muchas cosas, amor, cariño, despedida (por ejemplo, besos al aire cuando se va una persona), entre muchos otros.

Teorías conspiratorias, “fake news”, ciencia y acceso a la información

Y es que un beso es más que un beso. De acuerdo a los filematologistas, los científicos que estudian el este asunto de besarse, no está muy claro por qué los humanos empezaron a juntar sus labios con los de otra persona en primer lugar. La teoría más aceptada es que esto viene de los primates como cuando por ejemplo, la madre simio le mastica el alimento al simio pequeño que aún no tiene dientes y que pasa el alimento a su boca directamente. El contacto de los labios puede ser parte de la evolución y no necesariamente una manera de sobrevivir, pues en general se considera que el besarse genera lazos sociales y expresiones de amor.

Hoy en día se piensa que el besarse ayuda a transferirse información crítica. Los besos se asocian con el cortejo romántico que puede ayudarnos a elegir a una buena pareja, mandándonos señales químicas y construyendo de alguna manera relaciones de largo plazo. Todo esto parece ser parte de la última meta de la evolución, la procreación exitosa.

Besarse permite acercarnos a la pareja para “medir” (probablemente no de forma consciente), las características esenciales sobre la misma. Parte del intercambio de información parece facilitarse gracias a las feromonas, señales químicas que se pasan entre animales para ayudar a enviarse mensajes. Sabemos de hecho que los animales usan feromonas para alertar a sus consanguíneos sobre la presencia de otros animales, de fuentes de comida y de peligro, y los investigadores hacen hipótesis sobre el rol que pueden jugar estas feromonas en el comportamiento entre humanos.

Hay estudios que indican que las señales químicas juegan un papel en la atracción entre humanos. Un estudio dirigido por Claud Wedekind hace unos 10 años, concluye esto. En dicho estudio, las mujeres huelen las camisetas de los hombres e indican cuál les olió mejor. Comparando el ADN de la mujer y del hombre, los investigadores encontraron que las mujeres no eligen la esencia masculina de forma azarosa. Se conoce pues que prefieren el olor de un hombre que es más adecuado al complejo histocompatible (MHC) -una serie de genes involucrados con el sistema inmunológico. Tener un MHC diferente significa menos posibilidades de estar sano y tener una vida normal. El besarse puede ser una sutil manera de la mujer para medir esta compatibilidad inmune de la pareja antes de invertir demasiado tiempo y energía en la misma. Tal vez un mal beso significa mucho más de lo que creemos, podría significar lo que comúnmente se denomina “que no hay química”.

La investigación del comportamiento soporta este razonamiento biológico. En el 2007, los investigadores de la Universidad de Albania estudiaron a 1041 estudiantes y hallaron diferencias significativas en cómo los hombres y las mujeres perciben el besarse. Aunque este comportamiento es común en el cortejo amoroso, las mujeres pusieron más importancia en el besarse y la mayoría dijo no tener sexo sin antes no haber besado a su pareja. Los hombres, por otra parte, podrían tener sin más preámbulos sexo sin besarse antes e incluso no tienen dificultades en tener relaciones sexuales con una pareja que simplemente no sepa besar adecuadamente. Pero como las mujeres -en muchísimas especies- son quienes eligen a la pareja, este comportamiento tiene sentido.

Cabe señalar que es mas frecuente que los hombres besen más al estilo francés y los investigadores creen que esto es porque la saliva contiene testosterona, que incrementa la libido. Los investigadores también piensan que los hombres podrían ser capaces de elegir a las mujeres con ciertos niveles de estrógeno, lo que es un predictor de la fertilidad.

Pero desde luego que el besarse, más allá de estas investigaciones, es algo que nos hace sentir bien. Esto hace que al besarse se liberen algunos químicos que reducen el estrés y que incrementan los lazos sociales. La investigadora Wendy Hill y sus colegas en el Colegio Lafayette midieron los niveles de oxitocina, que involucra el enlace entre parejas, así como el nivel de cortisol, una hormona asociada con el estrés, la cual cambia cuando las personas se besan. Usando una pequeña muestra de parejas universitarias que estaban ya en una relación de largo plazo, los niveles de cortisol descendieron después de besarse. Mientras más tiempo de relación tiene la pareja, más se decrementa el nivel de cortisol. Cabe decir que los niveles de cortisol también se decrementaron en el grupo de control, en donde las parejas, simplemente por tomarse de las manos, lograron este efecto indiciando que el lazo social puede generar menores niveles de estrés, el cual no solamente se logra besándose.

Con respecto a la oxitocina, los investigadores hallaron que ésta se incrementa solamente en los hombres, contradiciendo la hipótesis inicial que esto ocurría con ambos sexos. Se concluyó que podría ser que las mujeres tuviesen más necesidad de besarse para estimular el nexo y los lazos sentimentales con la pareja. Otra posibilidad que indicaron los investigadores es que el entorno estéril del laboratorio de investigación no condujo a crear un sentimiento de unión entre las personas.

Así entonces, besarse no sólo jea un rol en el encontrar y/o seleccionar pareja, sino que es útil para crear lazos. En una junta de la Asociación para el Avance de la Ciencia, sobre el tema de la ciencia del besarse, Helen Fischer, una bióloga evolucionista, dio sus razones para explicar por qué juntamos los labios con otras personas. Ella piensa que el beso imvolucra tres tipos principales de atracción entre humanos: el tema de las relaciones sexuales, el cual se rige básicamente por la testosterona; el amor romántico, el cual parece estar regulado por la dopamina en mayor grado; y el lazo afectivo, que involucra elementos como la oxitocina. Besarse, pues postula la bióloga, ayuda en los tres frentes. La saliva que se intercambia en los besos románticos tiene testosterona. Los químicos se distribuyen cuando nos besamos, lo que ayuda al combustible del romanticismo. Y el besar finalmente permite liberar químicos que producen lazos afectivos, los cuales pueden llevar a involucramiento de las parejas a más largo plazo.

Es interesante saber que no todos los mamíferos se besan. Algunos mamíferos tienen contacto con sus rostros mutuamente pero lamiéndose, frotándose y oliéndose, lo cual transmite también información. Y aunque las mamás chimpancés pueden pasar a sus bebés la comida de boca a boca, esto no parece significar nada más. Por ejemplo, los bonobos son una especie notoriamente promiscua que parece ser sí se besan realmente. Y aunque el 90% de la población humana se besa, hay un 10% que no lo hace. Así pues, no todo está resuelto por la ciencia en este sentido.

También se ha estudiado como la gente se besa. Hay sociedades en donde se dan dos besos, uno en cada mejilla, por ejemplo, mientras que en otras sociedades es un solo beso. En un estudio publicado en el 2003 en Nature, se halló que el doble de los adultos contra el mismo número de mujeres, voltean la cabeza hacia la derecha cuando besan. Este comportamiento asimétrico busca explicarse a partir de las últimas semanas de gestación o bien en la niñez. Tal vez, no lo indica el estudio, es simplemente un comportamiento aprendido.

Pero lo mejor de besarse es que no hay que pensar en nada de esto de lo que hemos hablado. Solamente cierre los ojos, bese y deje que la Naturaleza siga su curso.