La geofísica es una de las ramas más importantes de la ciencia si se necesita estudiar a los volcanes. Con el Popocatépetl en plena ebullición, en México estamos al tanto de cada fumarola, de cuando despide lava y de cuando cubre con vapor y humo decenas de kilómetros en largas nubes. El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), que se encarga de vigilar a Don Goyo, le toma una foto por minuto para analizar lo que está pasando en el volcán. Ya aquí en unocero.com dimos una herramienta para seguir los pasos del volcán y ahora los científicos de la Universidad de Bristol han desarrollado un nuevo enfoque para estudiar a los volcanes activos.
La idea es utilizar una aproximación forense que liga los cambios profundos debajo del volcán con las señales que se observan en la superficie. Esto lo han descrito científicos de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, en un artículo publicado hace apenas un par de días. La investigación podría ayudar a predecir las erupciones volcánicas con mucha mayor precisión.
A través del análisis forense químico, la doctora Kate Saunders y sus colegas ligan directamente las observaciones sísmicas de la mortal erupción del Monte Santa Helena (1980) al crecimiento de cristales dentro de la cámara del magma, que es algo así como el depósito de roca líquida debajo del volcán.
Esto es muy importante porque más de 500 millones de personas viven cerca de volcanes que bien podrían hacer erupción sin dar la mínima señal, causando grandes devastaciones, problemas en las rutas aéreas e incluso —se presume— efectos globales en el cambio climático. Muchos volcanes en el mundo están siendo vigilados en su sismicidad o deformación del suelo. Sin embargo, un problema actualmente es ligar estas observaciones en la superficie a los procesos que ocurren debajo de la tierra.
Saunders y colegas estudiaron los cristales en la zona, que crecen de forma concéntrica como los anillos de los árboles dentro del cuerpo del magma. Las zonas individualmente tienen diferentes composiciones que se reflejan en los cambios de las condiciones físicas dentro de la cámara del magma, lo que puede dar un indicativo de los procesos volcánicos y la escala de tiempo en los que pueden ocurrir.
El análisis químico de los cristales reveló evidencia de pulsos de magma en la cámara (tendiente a crecer) dentro del volcán. Los picos en el crecimiento de cristales se puede correlacionar con la sismicidad creciente y las emisiones de gas en los meses anteriores a la erupción.
Saunders dice que “tales correlaciones entre el crecimiento de los cristales y la sismicidad volcánica se han anticipado desde hace mucho tiempo, pero ahora ver una clara evidencia de esta relación es notable”.
Esto sin duda ayudará a los científicos a evaluar las señales que dan los volcanes y así poder hacer predicciones mucho más precisas.
Referencias: Science Daily, Stuff y Planet Earth