A pesar de que la bicicleta se ha convertido en una gran alternativa para la movilidad en esta ciudad, su uso masivo representa una serie de inconvenientes que, debido a lo relativamente nueva de la tendencia, aún no han sido resueltos del todo en muchas partes del mundo.
En Ámsterdam, por ejemplo, hay estacionamientos y espacios dedicados exclusivamente para las bicicletas, sin embargo, representan problemas de espacio en las calles debido a la gran cantidad de ciclistas que hay en aquella ciudad europea. Para solucionar estos detalles, los japoneses decidieron hacer algo que parece sacado de película futurista, estacionamientos subterráneos automatizados para bicicletas.
La manera en la que funcionan estos estacionamientos es a través de una puerta, similar a un elevador, que se encuentra en las calles de Tokio; frente a esta puerta hay que colocar las bicicletas sobre una base que ajusta a las llantas del vehículo. Una vez ahí, los ciudadanos muestran su tarjeta de identidad y la puerta se abre, sale una especie de pinza, toma la bicicleta y la introduce en el estacionamiento, baja hasta el nivel en el que haya un espacio disponible y la deja ahí hasta que el dueño regrese.
Para recoger la bicicleta hay que volver a colocar la tarjeta de identidad sobre el lector colocado a un costado de la puerta para que la pinza tome la bici y la suba hasta la superficie, justo en donde está su dueño esperando.
Según informa el periódico inglés Daily Mail, el proceso de ingreso o de expulsión de una bicicleta toma como máximo 8 segundos; tiempo en el que ninguna persona o trabajo humano se ve involucrado.
En cuanto al costo del servicio, hay que pagar el equivalente a 50 centavos de libra esterlina, asgo así como 10 pesos mexicanos, aunque no se especifica si es una tarifa única o si es por hora.