WhatsApp y Telegram son dos de las aplicaciones de mensajería más utilizadas en Europa y América, y parte de sus pilares son la privacidad y seguridad de nuestras conversaciones. Desde la implementación del cifrado de punto a punto los gobiernos de distintos países han visto con malos ojos a estas aplicaciones, argumentando que se han convertido en el canal de comunicación de organizaciones terroristas.
Según mencionan las distintas organizaciones de inteligencia, el cifrado punto a punto permite a terroristas comunicarse con la total seguridad de que sus conversaciones no serán intervenidas por el gobierno, pues ni siquiera WhatsApp o Telegram pueden acceder a los chats, de ahí que prometan ser aplicaciones seguras y privadas.
Esto podría terminar pronto, pues en Rusia el gobierno ha solicitado a Telegram las claves de cifrado para poder acceder a las conversaciones de sus más de 10 millones de usuarios en el país, y en caso de negarse, el gobierno ruso ha amenazado a Telegram con suspender el servicio de forma permanente.
¿Recuerdas el atentado de Manchester en el 2017? En aquel entonces Amber Rudd, Ministro del Interior del Reino Unido, acusó a WhatsApp y Telegram de ser herramientas en beneficio del terrorismo al no querer eliminar el cifrado de punto a punto para que las divisiones de inteligencia pudieran detectar ataques terroristas al revisar las conversaciones de los usuarios.
Esto ha generado polémica en distintos gobiernos europeos que actualmente se preguntan si deben obligar a WhatsApp y Telegram a entregar las claves de cifrado, o bien, a eliminar esta característica.
Haciendo cosas malas que parecen buenas
El argumento de los gobiernos y agencias de inteligencia parece adecuado, todo sea en beneficio de la seguridad nacional y evitar atentados terroristas, pero… ¿qué hay más allá de los discursos sobre seguridad?
En su momento, Pavel Durov, creador y CEO de Telegram dijo algo muy cierto ante las peticiones de Amber Rudd, diciendo que una vez que Telegram dejara el cifrado punto a punto, los terroristas encontrarían la manera de utilizar un nuevo servicio de mensajería cifrado.
Esto significa que el gobierno seguiría teniendo el mismo problema, pero ahora tendría la capacidad de acceder a los millones de conversaciones de los usuarios de su país.
Esta es una de las razones que más le interesan al gobierno ruso, que incluso lo ha mencionado abiertamente, pues desea espiar a los usuarios de Telegram siempre y cuando crea que existe algún riesgo de seguridad nacional. Excusa que seguramente escucharemos todo el tiempo por parte de los gobiernos y agencias de seguridad e inteligencia de Europa y América.
O entregan las claves de cifrado o se bloquea el servicio
La amenaza de Rusia a Telegram es seria, o la compañía entrega las claves de cifrado, o ya no se podrá usar el servicio en aquel país. El problema es que la misma amenaza la hizo Amber Rudd después del atentado de Manchester a WhatsApp y Telegram, situación que al día de hoy no se ha convertido en una realidad.
Esta parece ser la fórmula que podrían utilizar los diferentes gobiernos para obligar a las compañías a cumplir con sus demandas, pues al final del día, si el servicio deja de estar disponible en algún país, pierde popularidad, y si esto sucede pierden dinero, situación que a la larga podría costarle su permanencia en el mercado.
Los usuarios también seríamos perjudicados, pues ahora nuestras conversaciones serían leídas por agentes de inteligencia y seguridad con la excusa de validar que no somos un riesgo para la seguridad nacional.