Quienes tuvieron una Apple II habrán seguramente adquirido (o copiado) VisiCalc, la primera hoja de cálculo disponible para computadoras personales. Esta aplicación es considerada como la entrada de la microcomputadora al mundo de los negocios. Se sabe que se vendieron más de 700,000 copias de VisiCalc en seis años.VisiCalc es producto de la mente de Dan Bricklin. El software lo produjo la empresa Software Arts, que más adelante se llamaría VisiCorp para la Apple II. Fue tal el éxito de este paquete que con el tiempo la empresa hizo otros más con nombres que empezaban con Visi… [algo]. de acuerdo a Bricklin, él veía a su profesor en la Universidad (Harvard Business School) cuando creaba un modelo financiero en el pizarrón. Cuando el profesor hallaba un error, entonces tenía que tediosamente borrar y escribir los nuevos valores en las entradas secuenciales de la tabla. Esto fue la inspiración para la creación de la hoja electrónica de cálculo.
Aunque la idea de Bricklin fue revolucionaria, se le dijo que no era probable que pudiese obtener la patente de su programa pues en ese tiempo en los Estados Unidos no había patentes para el software. Por ello, solamente tenía los derechos de autor pero eso no protege de que terceros copien las ideas. Pronto hubo competidores de su programa.
Hay que reconocer que para ser un programa que corría en 64K bytes y además, en máquinas de 8 bits, VisiCalc era sin duda un prodigio, pero claro, no pudo mantener el paso con clones que superaron con creces al VisiCalc original, por ejemplo SuperCalc (1980), Multiplan (de Microsoft, 1982), Lotus 1-2-3 (1983) y el módulo de la hoja de cálculo de AppleWorks (1984). Con Excel, (introducido para la Mac en 1985 y posteriormente en Windows 2.0 (1987), nació una nueva generación de hojas de cálculo. Lamentablemente par Bricklin, al no existir patentes, nadie tuvo que pagarle por hacer copias de su programa original, lo cual le pudo haber dejado más dinero aún. De hecho, incluso hubo una hoja llamada TurboCalc, con código fuente, que repartía Borland con su compilador de C.
Hoy en día muchos programas se pueden patentar. Por ejemplo, Tetris no puede ser escrito sin pagarle al creador del mismo. Lo mismo pasa con Atari, que incluso ha protegido el look&feel del Pacman original. Las patentes de software tienen pros y contras y los excesos, al abrirse esta posibilidad, se dieron, por ejemplo buscando tener la patente del Bubblesort, el cual es un programa que cualquier estudiante de primer semestre en cómputo aprende a hacer fácilmente.
Referencias: