Lo que a simple vista parece ser un simple juego para niños donde un mono corre por la selva en un formato 2D, tal como otras entregas inofensivas como Temple Run, en realidad es una aplicación de apuestas en criptomonedas.
El emprendedor estadounidense Kosta Eleftheriou, que desde su cuenta de Twitter se dedica a exponer aplicaciones fraudulentas, recientemente descubrió que el juego Jungle Run, que ya ha desaparecido de la tienda de aplicaciones de Apple y que aparentemente estaba dirigido a niños, permitía realizar apuestas.
Al abrir la aplicación había que aceptar los términos y condiciones para luego encontrarse con un juego que, de acuerdo a Gizmodo, parecía hecho por un estudiante de primaria, lo cual haría que naturalmente la mayoría de las personas optaran por borrarla; sin embargo, ésta contenía un secreto, pues si tu IP registraba que estabas en Turquía podías acceder a juegos de apuesta en los que se movían criptomonedas.
Si bien, las aplicaciones de apuestas no están vetadas de la AppStore, es cierto que sólo las permite en ciertos países debido a legislaciones locales y por lo tanto estas apps tienen una restricción de geolocalización.
El principal problema con Jungle Run es que sólo necesitas cambiar tu localización vía VPN para que la app diera acceso a un juego de apuestas basado en una página web, y como las apuestas se hacen por medio de criptomonedas, cualquier persona del mundo puede participar.
Además, Eleftheriou afirma que más allá de encubrir apuestas dentro de un juego para niños, esta aplicación podría haber llegado a defraudar a los usuarios, quienes en las reseñas aseguraron que depositaron fuertes cantidades de dinero con la promesa de recibir bonos; sin embargo, no han recibido sus pagos prometidos ni respuesta por parte de desarrollador Colin Malachi.
Una de las cuestiones preocupantes es lo fácil que puede ser para desarrolladores introducir aplicaciones en la sección para niños con la finalidad de engañar. Existen esfuerzos por parte de aplicaciones, como Instagram que está trabajando en una versión de su app para niños con la finalidad de mantener un espacio sano para los menores de edad.
Por su parte, cuando Facebook lanzó Messenger Kids hubo reclamos por parte de los padres, pues acusaban a la compañía de querer controlar a los menores, además de que también existió una grave falla que les permitía chatear con desconocidos, aún cuando una de las premisas de la app era que sus padres y tutores eran quienes autorizaron las comunicaciones. El terreno para las apps dirigidas a niños aún tiene muchos retos en el horizonte y habrá que ver cómo planean afrontarlos tanto desarrolladores como las tiendas de aplicaciones.