Uno de los problemas incluye fallas en el software iOS, particularmente en el iPhone; al instalar la actualización a la versión 8.0.1, se reportó que distintas personas dejaron de tener servicio celular en sus smartphones. Por otro lado, el #bendgate apareció como un “segundo golpe” para la marca.
Tras el dilema en el que se halló que algunos iPhone 6 se pueden deformar cuando se aplica cierta fuerza en ellos, Apple decidió hacer dos cosas que no son necesariamente las más “recurrentes” en su comportamiento: responder casi inmediatamente con una declaración y, más adelante, demostrar que sus dispositivos sí son resistentes.
En un movimiento poco usual para la marca, se recibió a algunos miembros de la prensa estadounidense en un laboratorio donde se hacen pruebas de durabilidad en los productos; en este caso se pudo ver los tests que se aplican a los nuevos iPhone, como lo demuestra el sitio Recode en un video:
Algunas de las pruebas que se demostraron fueron la de torsión, presión simulando que alguien se sienta en el producto, presión de tres puntos y presión de un punto. Se dijo que hay aún más evaluaciones, pero estas fueron las que se hicieron públicas para fines de comprobar qué tan difícil sería deformar el smartphone con el uso cotidiano.
Lo inusual en todo este asunto es que Apple no tiende a “dar explicaciones”, sino más bien ofrecer una solución en caso de que sea necesario hacerlo. Con este movimiento, puede que la compañía esté intentando dar un giro a su imagen, acercándose – de alguna manera – a sus clientes al mostrarles que, al menos dentro de los laboratorios de la empresa, “las cosas no son como aparentan”.
Mientras tanto, sería bueno conocer los números de ventas del iPhone 6 y 6 Plus tras el ruido que se ha generado en torno al #bendgate. ¿Será que este problema haya impactado el desenvolvimiento de los productos en el mercado de manera positiva en lugar de negativa? Todo puede pasar.
Referencia: Recode