Investigadores del Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL) en Suiza han logrado implantar una neuroprotésis que conectada a los nervios del brazo y permite sentir texturas en tiempo real.
El danés Dennis Aabo Sorensen, es un hombre que perdió su mano en un accidente con fuegos artificiales hace más de diez años, y se ha convertido en el primer amputado del mundo en sentir las texturas en tiempo real, refieren los investigadores.
«Sentí la estimulación como si la sintiese con mi propia mano. Todavía siento mi mano perdida, durante las pruebas sentí las diferentes texturas en la punta del dedo índice de mi mano fantasma», dijo Sorensen.
En el procedimiento los nervios del brazo de Sorensen se conectaron a un dedo artificial equipado con sensores. Una máquina controlaba el movimiento de la punta del dedo sobre diferentes piezas de plástico grabadas con diferentes patrones, lisas o rugosas.
A medida que la punta del dedo se movía a través del plástico de textura, los sensores generaron una señal eléctrica. Esta señal se tradujo en una serie de “picos” eléctricos, imitando el lenguaje del sistema nervioso, que después llegaron a los nervios, dándole a Sorensen la capacidad de distinguir entre superficies rugosas y lisas el 96% del tiempo.
Anteriormente les informamos como los implantes de Sorensen se conectaban a una prótesis sensorial mejorada de mano que le permitió reconocer la forma y la suavidad. ahora en este nuevo estudio el avance se dio hacia la textura con la yema del dedo biónico logrando alcanzar un nivel superior de resolución táctil.
Así mismo cabe destacar que este mismo experimento de prueba de textura se realizó sobre los no amputados, sin la necesidad de cirugía. La información táctil fue entregada a través de finas agujas que estaban conectadas temporalmente al nervio mediano del brazo a través de la piel. Los no amputados fueron capaces de distinguir rugosidad en texturas el 77% del tiempo.
Los científicos comprobaron los resultados comparando la actividad de las ondas cerebrales de los no amputados, una vez con la yema del dedo artificial y luego con su propio dedo. Posteriormente con los escáneres cerebrales recogidos por un casco electroencefalograma se revelo que las regiones activadas en el cerebro eran análogas.
Sin duda un significativo avance que permitirá a contribuir al desarrollo de neuroprotésis más sensibles que puedan compararse cada vez más al sentido del tacto humano.