Johann Sebastian Bach fue uno de los grandes músicos que ha dado el mundo. A pesar de que murió con apenas 65 años, compuso 1128 obras, de acuerdo al catálogo que Wolfgang Schmieder elaboró en 1950. Bach escribió en todos los estilos y para todos los instrumentos de su época. Era capaz de componer semana a semana obras que tenían que interpretarse frente a los reyes y gobernantes para los que trabajó. Bach hizo todo en una época en donde no había más herramientas (para los músicos), que papel pautado y pluma. De hecho, su obra es tan extensa que si se pone a alguien 8 horas a copiar (no componer, sólo copiar), por día, no le alcanzarían los 65 años de vida del compositor.
Hoy en día los compositores y productores usan herramientas complejas para poder crear partituras en medios digitales. Dave Yarwood decidió cambiar esto y creó Alda, un nuevo lenguaje de programación que ayuda a las personas a escribir partituras sin tener necesariamente conocimientos de programación. Yarwood encontró una herramienta basada en una interfaz gráfica moderna para hacer partituras, como “Sibelius”, pero encontró que estaba limitada cuando realmente se trataba de componer música. Alda es un lenguaje que diseñó Yarwood que quita todos los problemas de las herramientas existentes y le presenta al usuario una sintaxis simple que puede ser usada para componer música MIDI en un editor de textos, incluso sin tener que aprender un nuevo programa o interfaz para hacer música. En este caso la clave es que se puede usar el más común de los editores de texto.
La siguiente imagen es un fragmento de una partitura y en la parte oscura la notación usada para describir parte de la misma.
Alda soporta comandos para darle longitud a las notas, hacer accidentales, usar instrumentos variados y más. Actualmente es una herramienta que por lo pronto maneja la escritura musical básica pero tiene cosas como transposición de claves y repeticiones, amén de más características en las que ya se está trabajando.
Yarwood ha escrito una guía detallada a Alda y dice que tiene planes de extender sus capacidades más allá de lo que se puede hacer usando las notas y el formato MIDI, que siempre da al final de cuentas una idea de cómo se escucha la creación musical, pero que carece de la expresividad que ya dan instrumentos reales como el violín, la flauta, la guitarra, etcétera.
Referencias: