Fue casi un año de incertidumbre, pero ahora es oficial. En junio de 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó la adicción a los videojuegos en su sección de conductas potencialmente dañinas relacionadas con la tecnología, junto con el uso excesivo de Internet, computadoras y smartphones.
La propuesta indicaba que la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) fuera actualizada para incluir enfermedades relacionadas con videojuegos a su lista de enfermedades mentales modernas.
De inmediato hubo oposición de varios grupos que trataron, por una parte, exponer puntos contradictorios en la investigación con la que la CIE respaldo su propuesta y, por otra, resaltar las virtudes de los videojuegos, pero ahora la decisión está tomada y la adicción a los videojuegos fue aprobada en la 72ª Asamblea de Salud Mundial.
La adicción a los videojuegos está en la sección enfermedades mentales relacionadas con conductas de adicción y está descrita como “Un patrón de conducta persistente o recurrente con los videojuegos, y puede ser online u offline, y se manifiesta a través de un control dañino al jugar, del incremento en la prioridad que se le da al juego -al grado de que jugar tenga preferencia por encima de otros intereses de la vida o actividades cotidianas-, y de la continuación del juego sin que importen las consecuencias negativas que se presenten”.
Entonces, de acuerdo con el criterio de la OMS, para detectar si tú o un amigo tienen adicción a los videojuegos, básicamente es necesario identificar estos aspectos:
- Que jugar sea la actividad dominante de la persona, al grado de que le impida realizar otras.
- Que, a pesar de que sea obvia la presentación de consecuencias negativas, jugar siga siendo la actividad dominante.
Si conoces a alguien que presente estos patrones de conducta, será momento de acercarse, orientar y ayudar. Una cosa es tener afición a jugar; otra es tener una adicción.