Los últimos meses han sido un calvario para Activision Blizzard. Una serie de denuncias alrededor de casos de abuso laboral, acoso sexual y una cultura de trabajo tóxica han puesto al desarrollador de videojuegos en una posición simplemente desfavorecedora.
Desde que esta situación comenzará a crecer en relevancia, luego de la publicación de un reportaje en The Wall Street Journal, Activisión se ha tenido que enfrentar a la crítica de propios y ajenos.
Esto se ha traducid en una crisis de reputación, la cual ha comenzado a cuando menos mermar la relación del estudio con importantes firmas del sector como Sony, Microsoft o Nintendo, las cuales si bien mantienen relaciones con el estudio, han informado un ajuste en dichos acuerdos de colaboración.
En un juego de relaciones públicas, en voz de su CEO, Bobby Kotick, Activision ha intentado revertir la situación. No obstante, no es hasta ahora que se ha dado a conocer las acciones tangibles tomadas por la empresa para salir de su compleja situación.
La información se desprende de un nuevo reporte firmado por The Wall Street Journal, el cual citando información dada por la portavoz de Activision Blizzard, Helaine Klasky, asegura que tras el escándalo y como parte de una posible solución la empresa ha despedido o expulsado a «más de tres docenas de empleados».
De manera concreta se habla de 37 despidos, los cuales se suman a 40 trabajadores más que han sido «disciplinados» por el mismo motivo.
¿Suficiente para recuperar la reputación de Activision Blizzard?
Estos movimientos se habrían dado desde julio pasado hasta ahora y lo cierto es que aunque estas declaraciones buscan dar claridad al asunto, en realidad solo han dejado puntos sin explicación que generan dudas.
Las cifras son claras: 37 trabajadores despedidos y 44 colaboradores bajo periodo disciplinario. Sin embargo, se desconoce cuántos de estos empleados pertenecen al grupo que de manera voluntaria decidió abandonar la compañía por su cuenta en noviembre pasado.
Adicional a esto, lo que queda en el aire es reconocer si en realidad estos despidos y mediadas de disciplina son suficientes para rescatar la reputación del estudio que parece no dejar de caer.
El gran problema de Activision es el silencio y la ligereza de sus acciones para contrarrestar un asunto especialmente penado ahora mismo por la opinión pública.
En meses pasado, se había dicho que la empresa publicaría un resumen de todas las denuncias recibidas (que sumarían cerca de 700 denuncias) antes del cierre de año, pero eso no habría ocurrido por expresa orden de su CEO.