La vida en general tiende a tornarse cada vez más vertiginosa, más acelerada. La tecnología ofrece una manera más efectiva y productiva de realizar las actividades, pero no es la respuesta por sí sola para asegurar la productividad en la organización, ya que su abuso puede provocar dolor de cabeza y espalda, depresión, irritabilidad, cambios de carácter, sedentarismo y aislamiento.

Las tecnologías como internet y los gadgets, sobre todo los teléfonos inteligentes, forman parte de la vida de la mayoría de las personas a cualquier nivel. Sus beneficios en materia de comunicación y en el terreno laboral son innegables, pues el acceso a la información es inmediato y las distancias se acortan, pero el uso inadecuado de la tecnología puede provocar alteraciones tanto físicas como psicológicas traducidas en estrés.

Aprender a utilizar estas nuevas herramientas podría ayudar a obtener el mejor provecho de ellas sin salir perjudicados.

Según datos del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP), México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en estrés laboral, después de China. Entre 30% y 40% de los mexicanos sufren de este problema. Además, de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 121 millones en todo el planeta sufren de depresión y se calcula que en 2020 la depresión sea la segunda causa de discapacidad en las personas.

El doctor Edgar Antonio Tena Suck, director del departamento de psicología de la Universidad Iberoamericana, dice: “ Las herramientas como el correo electrónico, el teléfono celular, las redes sociales son muy útiles, porque podemos mandar información al momento y ser muy eficientes, pero podrían provocar estrés laboral cuando se convierten en una carga de la que no podamos desvincularnos. Estar al pendiente de las herramientas tecnológicas de manera repetitiva y compulsiva nos enfrenta a un manejo inadecuado de adaptación, funcionalidad y rendimiento laboral”.

Según un informe publicado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),  los mexicanos dedican en promedio tres horas diarias a internet frente a una computadora, pero el resto del día están al pendiente de su correo electrónico, mandan mensajes de texto y realizan llamadas. Además, informa que de los 42 millones 618 mil 299 mexicanos, de entre 25 y 55 años, el 25% padece tecnoestrés, que se manifiesta con inquietud, cambios repentinos de carácter, irritabilidad, angustia y aislamiento.

“Todas las personas deberían ir al menos una vez en su vida al psicólogo para prevenir problemas como el estrés o depresión graves, pero aún existen prejuicios arraigados, pues se cree que las personas que van al psicólogo están locas y no es así. Se trata de atender nuestra salud mental, así como cuando vamos al médico o al nutriólogo”, concluye Tena.

En opinión de María Teresa Ramos, catedrática de la Facultad de Psicología de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “limitar el uso de la tecnología para lo estrictamente necesario, es decir, que si por cuestiones de trabajo se está en contacto continuo con la computadora, no es aconsejable que una vez que termine la jornada laboral, el individuo siga con dicho contacto en su casa. Esto pues no sólo perjudicará las relaciones familiares, sino que generará los efectos negativos en el estilo de vida”.

La prevención del estrés según los especialistas requiere de un enfoque extenso para crear un lugar sano para vivir y trabajar. En este enfoque se requiere la participación de empresa, individuos y familia para alcanzar el ambiente deseado que de la talla en el mundo exigente actual. Por ejemplo, podríamos reservar un día sin tecnología para fomentar las relaciones humanas de contacto directo es otra opción para el descanso y la recreación; elementos muy importantes y necesarios para conservar la salud.

Es por esto que evaluar continuamente los hábitos y la manera como se hacen las cosas permitirán finalmente aprovechar las bondades del uso de la tecnología, conservando la salud procurando tener una buena organización de actividades diarias para satisfacer sus necesidades diarias de descanso, trabajo, alimentación y relaciones sociales. Esto te permitirá tener un equilibrio mental, físico y emocional.

La conclusión es que debes ponerte en movimiento, pues el sedentario no sólo acentúa las lesiones físicas, sino que también tiene consecuencias para tu salud mental. Una opción es realizar actividades físicas al menos tres veces por semana. Si no tienes mucho tiempo también existen ejercicios  de oficina que puedes hacer. El secreto es el equilibrio en todos los ámbitos, pues si te gustan los gadgets fuera de las horas de oficina, puedes encontrar cómo distribuir tu tiempo y darles un uso que no contribuya al estrés.

Referencias: Universidad Iberoamericana e Instituo Mexicano del Seguro Social