Todos sabemos que los chinos son especialistas en copiar cualquier tipo de producto que exista en el mercado. En general las copias chinas son malas, deficientes, que probablemente duran mucho menos y finalmente, ilegales. Sin embargo, tienen un gran mercado y en la electrónica para el consumidor final están presentes siempre. Así, no es de extrañarse que Apple anuncia su reloj inteligente para el 24 de abril, pero ya en China es posible comprar un Apple Watch falso, un clon pues.
Algunas versiones del Apple Watch se pueden encontrar en el mercado de electrónica de Huaqiangbei en la ciudad sureña de Shenzhen. Pero si no quiere trasladarse a ninguna parte, tambien se ofrecen estos clones en algunos sitios populares chinos de comercio electrónico. Los relojes falsos simulan el diseño y estilo del reloj de Apple. Por ejemplo, aquí puede verse la oferta de un reloj llamado “Ai Watch”, o bien en este otro sitio se anuncia el D-Watch. Los costos de estos dispositivos es de 40 a 80 dólares. Contra los 350 dólares del producto original, quizás alguien quiera probar qué tanto puede hacerse con un clon que en principio más o menos hará lo mismo que el reloj de Apple, por lo menos en lo que es el uso cotidiano.
Aunque la mayoría de estos relojes corren el sistema operativo de Android, se han modificado de manera que tengan la interfaz del reloj de Apple. De hecho, copiaron realmente la interfaz de Apple sin pena alguna. Así hacen en el mercado chino y parece que son los usos y costumbres de ese país. De hecho, las copias falsas chinas en ocasiones sobrepasan la capacidad de algunas empresas que ofrecen también productos falsos pero en este caso, ni siquiera ellos han podido llegar tan rápido al mercado. “Estos tipos son especialistas”, dice Laurent Le Pen, fundador y CEO del reloj inteligente Omate. “La velocidad con la que sacan estos dispositivos ilegales es asombrosa”.
Le Pen ha luchado contra Shanzai en una batalla legal, en donde el reloj de Apple es el objetivo primario. Las primeras copias son burdas en muchos sentidos, pero poco a poco se acercan cada vez más al producto original. Y Le Pen indica: “el hardware no es el problema. La parte compleja es el software y el lado de las apps”. Y agrega, “al final se necesita a veces ser un experto para poder distinguir entre un producto pirata y uno real”.
Le Pen lucha una desigual batalla. Sitios de comercio electrónico en China, como Alibaba y Taobao incluso usan el logotipo original del reloj que fabrica Le Pen, tratando de engañar a los consumidores con la idea falsa de que estos sitios son distribuidores oficiales de las marcas legales. Y para colmo, cuando logra que un sitio elimine la propaganda de uno de sus relojes falsos, casi inmediatamente ya hay otro sitio que toma su lugar.
De los chinos no es de extrañarse (al menos es una percepción común de esto en nuestro país). Sin duda esto afecta a muchísimas empresas que trabajan duro por hacerse de un mercado, el cual muchas veces se cae porque las copias ilegales de pronto inundan los mercados y confunden a los consumidores sobre la realidad de muchos productos.
Referencias: