Hoy los asistentes personales parecen empezar a invadir nuestro entorno. Tal vez sea la manera en que la interfaz de voz finalmente tenga una aplicación que se use continuamente y que no aburra al usuario cotidiano. Por ejemplo, a fines de los años 80s del siglo pasado, salió un auto en México que avisaba vía voz diferentes situaciones como: “la puerta se ha abierto”, “no se ha puesto el cinturón de seguridad”, etcétera, pero para las posibilidades de esos años, esto terminaba fastidiando porque si uno no se ponía el cinturón del coche, el sistema no dejaba de avisarlo jamás. Desde luego la interfaz audible desapareció pronto.
Pero pasaron los años, la electrónica digital creció y progreso a pasos agigantados y hoy muchos tenemos un asistente personal en nuestro teléfono, ya sea Cortana, Siri, Google Assistant o Alexa, entre otros. Y estos, a través de una comunicación por voz con el usuario, puede dar datos, información relevante del tema que sea, etcétera. Es sin duda una especie de sistema operativo para el usuario, el cual extiende sus capacidades de alguna manera.
El asunto es que todo esto está muy bien hasta que entra el asunto del sexismo. ¿Por qué Siri o Alexa hablan con voz de mujer? La realidad es que estos asistentes pueden ser configurados para que les hable una voz masculina o femenina, pero por alguna razón la mayoría de ellos tienen voz femenina por omisión.
Las voces femeninas sintéticas son más difíciles de producir que las masculinas, sin embargo, es claro que las voces femeninas son mucho más cálidas y además, tienen que ver con las tareas que tradicionalmente han hecho y que ahora, las feministas indican que las encasilla. Hay en general muchas más mujeres que hacen labores secretariales, por ejemplo, o amas de casa que ponen orden en el caos del hogar y que dan o giran instrucciones de muy buenas maneras. Amazon, Google y Apple han hecho estudios muy serios al respecto de este tema porque buscan finalmente que sus asistentes sean más atractivos a las personas con las que van a actuar e incluso, aunque la mayoría de estos asistentes tienen definida la voz del asistente como la versión femenina, esta puede ser cambiada en la configuración. Esta puede ser la razón de que los asistentes usen en general la voz femenina.
Pero desde luego, esto es sexismo para muchas mujeres. Sin embargo, es evidente que podemos pensar en que el sexismo está casi enclavado incluso en el idioma que hablamos. Es clarísimo que el español es un idioma machista. Decimos “los estudiantes” y no “las estudiantas”, por ejemplo. Y el otro día, que mi mujer me reclamaba que el idioma era sexista y machista, al llegar a casa hallé que no tenía el control remoto para abrir el portón. Entonces le dije: “¿Qué tal si subes al departamento y desde ahí me abres con el control y ya no bajas”. Me contestó: “¡Qué buena idea, qué listos somos!”. Y de nuevo, resultó una frase machista (porque no dijo: “qué listas somos”), pero ya no dije nada.