¿Los programadores nacen o se hacen?
La anterior es una pregunta más complicada de lo que parece, con muchos ángulos, puntos a considerar y posibles respuestas. Resulta obvio que hay dos grandes formas de responder la pregunta, ¿pero qué pasa con todo lo que hay en medio? De la misma forma en que la vida no se puede categorizar en blanco y negro, este tema no puede dividirse simplemente en dos y es por eso que con este artículo se busca ofrecer una perspectiva distinta.
Una de las primeras formas de responder a la pregunta es que los programadores nacen; que por alguna razón del destino, la programación esta en la sangre de algunos. De la misma forma en que un artista nace con una facilidad para dibujar o cantar, un programador nace con un talento especial para la informática, los códigos y los lenguajes. Esto es cierto.
La otra forma sencilla de responder a la pregunta es que un programador se hace: es posible aprender a programar desde cero, sin tener una habilidad innata o una predisposición para hacerlo. Un abogado aprende en la escuela lo que necesita saber, igual que un programador puede aprender en el mundo académico. Esto también es cierto.
¿Entonces quién tiene la razón? Si un programador puede nacer con el talento necesario o desarrollarse poco a poco, ambas respuestas quedarían obsoletas y de hecho, resultarían más un simple prejuicio que no toma en cuenta todo lo que hay detrás. En la programación, igual que en la industria tecnológica como un todo, hay muchos estereotipos anticuados, miedo a fallar y en general, una notable falta de consideración por el otro.
Un programador que “nace” siéndolo, generalmente lleva detrás de él una serie de condiciones; esa “habilidad nata”, en nuestro tiempo, es más una indicación de haber crecido bajo las condiciones adecuadas. El programador que nace existe, pero suele tratarse de alguien que tuvo acceso a Internet o al conocimiento básico para saber qué es la programación, suficiente tiempo para practicar y los recursos para tener acceso a ciertos dispositivos. Si alguien con talento artístico no tuvo tiempo, apoyo y recursos, difícilmente será un artista; de la misma forma, si un programador no tuvo tiempo, apoyo y recursos, resultaría difícil que se convirtiera en uno.
El punto es que hay de todo. Por ejemplo, Linus Torvalds (el finlandés que hoy en día es una leyenda de la programación) interrumpió sus estudios para cumplir con el servicio militar de su país; después de ser teniente segundo, Linus continuó con el estudio, y en parte, eso es lo que lo ha hecho tan grande. Otros programadores como John Carmack, que es el creador de Doom, han mostrado un talento innato como el de Linus, pero dejan la escuela (o nunca entran) para poder dedicarse a la programación. Y en el otro espectro, programadores como Adam D’Angelo, el fundador de Quora, estudian para mejorar sus habilidades. Cada programador tiene su propia historia; al igual que un niño puede programar desde los cinco años, alguien puede empezar a los 20 y eso no lo convierte en menos que el resto.
Lo que sí es una gran pérdida para la informática, la tecnología y el mundo en general es que muchas veces los estereotipos refuerzan la idea de que sólo ciertas personas con características muy definidas pueden programar; el resto “no pertenecen”.
Si alguien “no parece un programador” se le segrega de forma consciente o inconsciente; con indirectas o bromas estilo: “¿Para qué aprendes Java si hay lenguajes más útiles?” Tenemos que entender que cada programador está aprendiendo a su paso, con su propia historia, personalidad y opiniones que lo hacen diferente a los demás.
La verdad es que tomando todo en consideración, un programador puede nacer o hacerse; cualquiera puede convertirse en uno si es lo que realmente quiere. Y lo único que se necesita es una infinita curiosidad, mucha MUCHA paciencia y saber que todos pueden intentarlo; sólo hay que aceptar que algunos van a empezar con menos ventaja que otros y que aunque alguien sea malo al principio, puede mejorar si eso es lo que se propone. Cada programador construye su propio camino y al final, todos pueden llevar a un gran resultado. Lo que hay que eliminar son los estereotipos y la idea de que no cualquiera puede aprender a programar. Hay talento, hay esfuerzo y ambos cuentan igual. ¿Ustedes qué piensan? Pueden dar sus opiniones en los comentarios.
Nota: muchas gracias a todos los programadores y amantes de la tecnología que me dieron sus opiniones y puntos de vista para escribir esto.