Hoy en día las computadoras modernas tienen mucha capacidad de almacenamiento. Claramente los archivos qaue ahora podemos guardar en nuestros discos duros sobrepasan por varios órdenes de magnitud lo que se podía almacenar hace años. Por ejemplo, en los años ochenta del siglo pasado, un disco flexible de 5.25, un “floppy disk” podía almacenar unos 77 Kbytes. Sí, menos de 100 Kbytes. Hoy en día prácticamente la mayoría de las imágenes que guardamos en nuestras máquinas ocupan mucho más que todo un diskette de los años mencionados.
Los discos actuales permiten guardar hasta unos 2 TBytes. Son relativamente comunes los discos duros de 1 TByte de almacenamiento y los de 500 GBytes son casi populares. Estos últimos vienen ya instalados en casi todas las computadoras que se venden actualmente en el mercado mexicano. Los sistemas operativos, ya sea Linux, Mac OS X o Windows, por mencionar los más usados, mantienen una estructura jerárquica de carpetas, las cuales pueden tener a su vez subcarpetas. Así, por ejemplo, podemos tener una carpeta que se llame C:/usuarios, la cual dentro de ella contenga varias carpetas como C:/usuarios/morsa, C:/usuarios/Público, etcétera. Dentro de c:/usuarios/morsa, bien podría tener carpetas que fuesen “Mis documentos”, “mis imágenes”, “mi música”, y en caso necesario, hacer subcarpetas dentro de ellas para clasificar la información más aún. Es importante decir que por ejemplo, en Windows, el directorio raíz solamente tiene capacidad para una centena de carpetas o archivos, por lo que no se puede guardar todo en el directorio c:/ en una estructura lineal.
Esta estructura jerárquica de escritorios la tiene Unix desde su nacimiento y la realidad es que es muy efectiva para poder catalogar adecuadamente la información. Sin embargo, hay detalles que me hacen pensar que en algunos casos esta manera de mantener la información en los discos duros pudiese ser no tan buena idea, sobre todo en los respaldos. Déjenme abundar.
El problema parte de una falla de hardware, cuando por alguna razón el disco duro no se deja leer, ya sea porque se dañó físicamente o bien, tal vez porque lógicamente cayó en un estado en donde algunos sectores se quedaron “huérfanos” y no apuntan a donde está la información que almacenan en su medio magnético. Y entonces, si la desgracia ocurre, porque los discos duros no tienen palabra de honor, entonces, en una carpeta que tenga subcarpetas, pudiese perderse toda la información que hay dentro de las mismas si no se puede leer la carpeta “raíz”. Siguiendo con el ejemplo, si la carpeta C:/usuarios/morsa no está accesible, nada de lo que esta contenga lo estará tampoco. Y si me puse a catalogar los archivos en una estuctura maravillosamente jerárquica, entonces el problema se hace crítico, porque no es la carpeta “morsa” a la que no se tiene acceso, sino a todo lo que está debajo de ella. Esto es pues una de las peores pesadillas que un usuario puede vivir.
¿Qué hacer? Bueno, en primera instancia hay que hacer respaldos continuamente de los archivos que vamos cambiando día a día. Sí, esto resulta un problema porque se vuelve una labor fastidiosa, pero lo es más el perder datos fundamentales. Una solución efectiva, pero hay que pagar por ella, es tener un servicio de respaldo en la nube. Yo uso Mozy, que me cobra unos 6 dólares (lo que más o menos cuesta un boleto para el cine), por mes y me permite guardar 50 GBytes. Creo que en muchos casos este es un dinero bien invertido. Cabe señalar que Mozy permite guardar a un usuario unos 2 GBytes de forma gratuita, pero como está creciendo la necesidad de información y los archivos a almacenar, esta cantidad de bytes es insuficiente. Lo agradable de Mozy es que hace los respaldos cada tiempo específico que se lo pidamos, por ejemplo, al final de cada día, a una hora determinada, etcétera. Desde luego hay otros servicios similares y si recomiendo Mozy es porque me ha servido, nada más.
Guardar en carpetas jerárquicas suele ser una buena idea cuando se trata de catalogar la información que tenemos, pero para respaldarla, quizás la mejor idea sea hacer copias de estas subcarpetas (dentro de la carpeta que nos interesa) y guardarlas en carpetas aparte, por ejemplo en discos DVD, memorias USB o incluso en la nube. Esto -pienso- podría ser una solución al constante problema de guardar la información que nos interesa conservar.
Perder información valiosa se convierte en un fastidio, que nos obliga a trabajar de más, a gastar energías extras para así recuperar información importante. Nada más recuerden la pesadilla que es perder el celular o que se los roben, por poner un ejemplo cotidiano. Es en serio, no hacer respaldos lleva su penitencia.