Gracias al teléfono inteligente hoy se pueden controlar muchos dispositivos caseros, por ejemplo las luces en nuestras casas. Desde luego que se necesitan dispositivos electrónicos que en general se puedan conectar vía BlueTooth o WiFi, dependiendo de la tecnología que se use para la comunicación. La ventaja de esto parece clara, es como tener un control remoto universal que funciona no sólo para la televisión, sino para prender la cafetera o ahora, abrir y cerrar las puertas de la casa.
Y este es el tema de este artículo, el de las cerraduras inteligentes, las cuales vía BlueTooth pueden ser controladas desde la tablet o el teléfono, a través de una app, y entonces se puede abrir y cerrar la puerta de forma automática. Por ejemplo, cuando uno sale de la casa, al cerrar la puerta se pone automáticamente el cerrojo. El sistema en el teléfono puede indicarnos si dejamos la puerta abierta también. De esta manera estamos dejando obsoletas las llaves aunque éstas pueden seguir funcionando sin problemas.
Hace unos días conecté un sistema de esta naturaleza, el cual dice que puede abrir o poner el cerrojo de una puerta desde cualquier parte, lo que además permite dar «llaves electrónicas» a amigos o parientes si es necesario, todo desde el teléfono inteligente. También el sistema puede usar Amazon Alexa o Google Assistant para abrir y cerrar la puerta. El sistema además puede llevar una cuenta de quiénes han accedido a la puerta, a qué horas, etcétera, todo a través de la app de teléfono.
El sistema es trivial de instalar y el sistema parece funcionar muy bien. Desde luego, como ya se comentó, se pueden seguir usando las llaves tradicionales pero claramente esta opción tiene muchas virtudes, sobre todo porque las llaves ya son claves electrónicas que se pueden mandar a amigos, parientes y gente en las que uno confíe plenamente.
Uno podría pensar que todo esto está muy bien, pero quienes han diseñado este tipo de sistemas han pensado en todo y claramente la seguridad es un punto importante. El asunto es que sea imposible el hackeo y para ello, los sistemas más seguros de esta tecnología usan encripción de 128 bits AES o bien TLS, que es la misma que usan los bancos para su protección en las comunicaciones digitales.
Pero la pregunta es ¿valen la pena estas cerraduras? No lo sé porque una vez pasada la novedad quizás nos olvidemos un poco de estar sacando el teléfono para abrir la puerta, cuando la llave lo ha hecho con facilidad durante siglos. La realidad es que muchas tecnologías parecen ser más modas bajo el argumento de tener una casa «inteligente» (sea lo que signifique esto), y el que se use el teléfono con un dispositivo especial para abrir la puerta de la casa no es más ingenioso que un interruptor para encender la luz del cuarto o usar una simple llave. Vamos, la «inteligencia» no reside en esto.
Pero más allá de su utilidad, hay que reconocer que el costo también cuenta en la elección de usar esta idea. Los precios de los diferentes fabricantes van desde 150 dólares hasta 290 dólares. El costo depende -desde luego- de la cantidad de características que se les dan a los usuarios.