Me encuentro esperando un avión a la ciudad de México y en el restaurante del aeropuerto está un programa de la familia “Peluche” a todo volumen… en “El canal de las estrellas”. No hay posibilidad de cambiarle o de poder ver otra cosa en las tres grandes pantallas que abarcan todo el lugar.
Este es el ejemplo perfecto en dónde unos cuantos deciden que van a ver la gran mayoría. En este caso, las televisoras (que en general son pocas en cantidad) programan y disponen del “contenido” que inundará millones de casas en el país. Sí, hay televisión de paga, pero la inmensa mayoría todavía no tienen la posibilidad de este tipo de entretenimiento, así es que o ven a la familia Peluche o no ven nada! (bueno, no se que esté pasando el 13 en estos momentos).
Así funcionan los medios 1.0. Unos pocos emisores y millones de receptores pasivos, “disfrutando” de la programación… pero, ¿cómo será esto en el futuro? Partiendo de la base de que la conexión a Internet estará presente en muchos más hogares (claro, todo de acuerdo al desarrollo de la economía del país) se puede perfilar la siguiente forma de recibir programación (qué también se le llama “contenido”): la red.
Podrá ser a través de un mismo aparato de televisión, que dentro de poco tiempo ofrecerán conexión a la red (inalámbrica o con cable) y abrirá una gran puerta para casi todos. Otra forma, por supuesto, será usando cualquier tipo de computadora, donde hoy en día es más o menos posible obtener algo de contenido en video.
Esta conectividad traerá beneficios y algunos problemas. Dentro de los primeros, por supuesto, está la casi inagotable oferta de contenidos por parte de miles de proveedores, quienes harán su mejor esfuerzo por llegar al consumidor, quién decidirá qué ver y a qué hora. Esto será posible sólo cuando los anunciantes tomen en cuenta y en serio al medio y entiendan que es mejor llegarle a un público objetivo (conocido como target) que desperdiciar dinero llegando a personas que no tienen nada que ver con el producto o servicio.
Dentro de los posibles problemas están, por supuesto, el que exista el suficiente ancho de banda por parte de los proveedores de conexión a Internet, que dentro del mercado nacional, equivale a un mismo proveedor para una inmensa mayoría de mexicanos. Mientras aquí el “ancho de banda” de lujo para hogares es de 2Mbps, en otras economías ya se comienzan a volver populares las conexiones de 100Mbps. Sí, cincuenta veces más velocidad y más o menos por el mismo precio. Así es que este es, sin duda, uno de los elementos más importantes para que los contenidos lleguen a nuestra casa…
Otro asunto no menos importante es la auto regulación. Parte de la magia de Internet es precisamente esa: no hay forma de regular, no hay autoridad central y se tiene, efectivamente, una red mundial. En ese sentido, lo que puede ser una ventaja se convierte en una amenaza, sobre todo para los menores de edad. Es muy probable que -queriendo o no- se encuentren con contenidos no aptos para su edad y será muy complicado poner “filtros” para que no tengan acceso.
Ahora bien, ¿qué tipos de contenidos estarán disponibles para consumo individual? Ya comenzaron algunas cadenas norteamericanas a colocar en sus sitios los capítulos de las series que tanto éxito han tenido (24, Lost, Dr. House y decenas más). Esto permite al televidente “ver la tele” cuando quiera y básicamente donde quiera. Y aunque todavía están limitadas a los Estados Unidos, es seguro que en el futuro se tenga acceso libre sin importar desde dónde se conecte el usuario. En México también las dos televisoras ofrecen poder ver algunos capítulos en línea.
Estamos sólo en el umbral de lo que serán los contenidos 2.0. Los programas estándar de media o una hora, con los clásicos “cortes comerciales” no funcionarán en Internet. No es lo mismo simplemente subir los contenidos actuales (lo que pasa en la tele) a la red. Se trata de crear nuevas fórmulas tanto de contenido como comerciales que llamen la atención de las marcas, porque sin publicidad, esto no tendría futuro asegurado.
¿Para cuándo? Ahí si no hay respuesta sencilla. Estamos en medio del proceso, ya hay las primeras televisiones con WiFi y, dentro de poco, espero, habrá una mejor oferta de conexión a Internet para los hogares. Mientras todo eso pase, tendremos que aguantar programas como “María de todos los Ángeles” que ahora pasa por las mismas pantallas de este restaurante… !Auxilio!