Mis cálculos tecnológicos comenzaron un día antes… “a ver, en la oficina tienen un proyector, se los voy a pedir prestado para ver el partido a lo grande, mmm, puede ser”. Y poco a poco confeccioné en mi cabeza la “instalación” que nos permitiría ver y escuchar el partido “¡como adultos!”.
Ya con el proyector tenía resuelto uno de los principales problemas, que es obtener una gran imagen… faltaba dónde proyectarla. Fui a una papelería moderna (tienda de artículos de oficina) y ahí encontré uno de esos enrollables, pero hecho en China. La calidad deja mucho que desear en este caso y me tuvieron que abrir dos nuevos, seleccionando al final el menos peor. ¡Habemos pantalla! Lo que faltaba debería ser más sencillo.
Para obtener imagen de televisión de la señal aérea, antes usábamos casi cualquier video casetera, que incluía un sintonizador análogo (para captar los canales estándar 2, 5, 7, 13, etc.) y conectándole una antena de conejo, se podía obtener la señal, de no muy buena calidad, pero al fin señal. El problema es que jubilé la única video casetera que había en casa hace más de dos años… entonces, ¿cómo obtener la señal?
Antes de resolver ese punto, compré un par de cables “estéreo” para conectar el audio y en una vuelta al supermercado, adquirí un reproductor de DVD por la fabulosa cantidad de $290 pesos que incluye el reproductor, control remoto y hasta cables para conectarlo. Sé que el DVD no servía para sintonizar la televisión, pero mis planes incluían ver algunas películas ya con el “tecno-set” armado.
Faltaba el asunto de la señal… “Ah, claro, pues por Internet. Televisa tiene los derechos para transmitir los partidos de la FIFA en la red y de ahí la proyecto y listo”. Un día antes entré al sitio y todo bien. La calidad en la pantalla de la laptop era razonable y nunca pensé en qué pasaría al hacerla grande…
Justo el día del partido llegué un poco más temprano, instalé la pantalla, conecté el proyector, sonido, DVD (para probar, todo bien) y la laptop con acceso WiFi a Internet. Haciendo pruebas justo antes de comenzar, aparecía un mensaje en el sitio de Televisadeportes.com “Vea el partido a las 13.15 horas”. Así es que dije “Ah, ya todo bien, hay sonido, hay conexión, la pantalla está bien, todo en orden. Vaya, hasta se percibía el olor de los diferentes antojitos mexicanos preparados por “la dueña del balón” ex profeso para el evento…
“¿Ya está?” se escuchaba a lo lejos “Yaaaa, clarooo, todo listo…” y justo al momento de querer conectarme ya para ver la imagen… ¡nada! Hacía la conexión al sitio pero justo al querer cargar ya el video, no pasaba nada. No se veía ni se escuchaba nada… “Ahorita, ahorita se los pongo”… ese “ahorita” se prolongó durante los primeros 45 minutos del juego, nunca pude conectarme al dichoso “servidor” y toda mi instalación “valió queso”, como dicen.
Tenía una pequeña televisión de backup, misma que conecté de volada y, bueno, nada que ver con el tamaño de la pantalla de proyección, pero por lo menos seguimos el partido. Continué queriendo conectarme como cada 5 minutos y nada. Frustrado pero no derrotado, llegó el medio tiempo y dije “igual y ahora sí funciona”.
Y sucedió el milagro. De repente pude conectarme y comencé a ver algunos comerciales hasta que por fin comenzó la segunda parte. “Ahora sí, ya, vean, vean la pantalla grande y escuchen”… nadie hizo mucho alarido de mi logro tecnológico… “Mmm, pero no se ve muy bien, ¿no?” fue el comentario… y, en efecto, se veía tan mal, que a veces el balón no se distinguía… se apreciaban los jugadores de lejos, pero el detalle difícilmente se podía percibir.
Y claro, no es una transmisión pensada para proyectarse en una pantalla de más de un metro, pero eso no lo sabes hasta que lo experimentas. El resultado es que nadie le hizo caso a mi derroche tecnológico y terminamos viendo el partido en la pequeña tele tradicional… así es que para mí el marcador fue México: 2, Tecnología: 0. La idea de que Internet reemplazará a la televisión, por lo pronto, son puros sueños guajiros.