Hace unos días salí por carretera con destino a Acapulco. El coche comenzó a fallar a medio camino, se le encendió un foco de “motor”… paramos en la primera estación de gasolina “ahh, noooo, pues sí es el aceite de la transmisión, le falta casi el litro, patrón” comentó convencido el que me atendió “Ok. Adelante, póngale lo que le falta por favor…”
La falla se podía traducir en un “estaba descarburado” (para los que me entiendan) y el motor no respondía como siempre. Al querer acelerar a más de 100 km/h, dejaba de hacerlo y en general el manejo se volvía inseguro. Salió el coche de la gasolinera ya con el foco apagado y pensé “ya la hicimos, sí era el aceite”… pero a los pocos minutos se encendió de nuevo el foco y comenzó a fallar. “¿Y ese foco qué indica?” me preguntaron mis acompañantes… “Pues no tengo la menor idea, hay que ver el manual”.
No sé, pero creo que los manuales de los automóviles (y en general de cualquier aparato costoso) se guardan para cuándo llegue el momento de venderlo, entregarlo “con todo y sus manuales”. Así es que orillados en el acotamiento (que por cierto es escaso en esa siempre en obra “Autopista del Sol”) conocí los detalles del foco. “Llévelo a su concesionario” es lo que decía. Llamé al teléfono 1-800 de asistencia en el camino y me dijeron básicamente que si quería una grúa, con gusto me la enviaban… pero no, llegamos a la agencia en la ciudad de Chilpancingo sin mayores problemas, pero eso sí, a unos 80 km/h y con el mentado foquito encendido…
¡Qué padre!, podrás decir en tono como de qué que tiene que ver esto con tecnología… pues sigue leyendo. Ya en la agencia, por fin conectaron el automóvil al “escáner” y ahí por primera vez (porque me colé al área donde no debería estar) vi como el software da el diagnóstico completo “mmm, sí, están fallando tres de los seis cilindros”… al ver esa información en pantalla de inmediato recordé todo lo que ahora hace la “computadora” del coche. Me comentó el técnico “Sí, voy a actualizarlo, esto se arregla con el nuevo programa para la computadora (a bordo)” y lo que hizo fue simplemente aplicarle todos los “Service Pack” al … ¡coche! Me confió “Sí, esto ya me ha pasado en varios coches igual, es por la altura, algo falla”. Lo escribo y sigo quedando boquiabierto… en realidad nunca pensé que fuera tan silvestre el upgrade del software de un coche, es más, nunca reparaba en que el coche tiene software para la operación del motor…voy de acuerdo para todas las comodidades digitales, pero… ¿para el motor?
El coche funcionó bien en la prueba con el mecánico “sí, era la programación de la computadora…”, todo el tiempo me decía a mí mismo “no, no puede ser, cómo la falla en el motor se puede generar por un bug en el software o algo así”. Salimos a probarlo y funcionó bien durante los primeros minutos “Ya ve, ya quedó, es que a estos coches les pasa eso por la altura, ya van varios que me tocan, ¿es la primera vez que viene por acá?”… la respuesta fue que no, que ese coche ha ido muchas veces a Acapulco y a varias carreteras del país sin presentar problema alguno, entonces acuñé el término de “Ah, es que le dio el mal de Acapulco” y todo terminó con carcajadas.
Para no aburrilos con la historia del coche, volvió a fallar a los 5 minutos y terminó en la concesionaria de Acapulco donde le cambiaron las bujías “de iridio, que casi nunca fallan, pero que estas sí y además no entra en la garantía”… como siempre pasa, ¿verdad? El punto es que el coche le hicieron el equivalente a la “afinación” y ya quedó como fiera, claro, del costo de las simples “bujías de iridio” mejor ni hablamos y menos de lo que cobran por instalarlas… (no diré la marca del coche porque este artículo no es de coches, es de tecnología y no quiero que me digan “Ah, no, esos son malísimos, cámbialo por uno de esta marca”. Digamos que lo dejo en que es de origen japonés…)
¿Y qué con todo esto? La realidad es que hay todo un mundo de personas que les interesa demasiado esto de los coches y la programación, así es que, investigando, encontré varias páginas con información para entusiastas que quieran modificar algunos de los parámetros de operación del coche (sí, creo que también se puede que “jale más”).
Interesante desde todos los puntos de vista, pero, ¿dónde terminará el asunto? ¿Qué tanto se integrará la tecnología personal con la de nuestro vehículo? ¿Por qué no me envía, mi coche, la información que necesito saber al celular? Sólo hay que imaginar que pueda enviar SMS o por Bluetooth mensajes como “Estimado dueño, me fallan los cilindros, creo que necesito ir al taller”. Sé que tal vez estoy escribiendo disparates, pero en una de esas…