YouTube es uno de los fenómenos más interesantes de Internet. De ser un canal donde las personas subían videos para el entretenimiento e información de terceros, se convirtió de pronto en una «escuela» de comediantes caseros, de personas graciosas y de creación de contenidos, en general de entretenimiento, que empezó a tener mucho empuje, logrando millones de vistas en estos videos.
Y YouTube respondió de la mejor manera: pagando por los contenidos (en México más o menos se pagan 5 pesos por cada mil vistas de un video, lo que significa que si se tienen un millón de vistas, YouTube pagará 5 mil pesos al creador de ese contenido). Si YouTube no pagara por los contenidos, probablemente no habría creado todo un ejército de YouTubers que viven de la plataforma y en donde unos pocos viven muy pero muy bien.
Con el tiempo, los YouTubers empezaron a asentarse y algunos canales empezaron a tener millones de vistas y millones de suscriptores. Yuya, Caeli, Yosstop, Werevertumorro, Luisito Rey, Luisito Comunica, son canales que tiene ya millones de suscriptores y sus creadores viven de hacer estos videos.
Hay que decir que muchos de estos canales tienen ya cierta producción: cortinilla inicial, edición del video, efectos especiales y en algunos casos incluso, pequeñas series para hacerse siempre de más vistas.
Y el dinero es un buen motivador, pero también puede generar problemas. Cuando empezaron a salir YouTubers que hacían dinero y podían vivir una vida que parecía libre de toda problemática para el sustento, salieron las YouTube-networks, empresas generadas con la promesa de posicionar los contenidos de los YouTubers de forma que llegasen a más públicos y por ende, captaran más divisas.
Y por un porcentaje que era del 5 al 10%, muchos creadores de contenidos pensaron que era una buena idea, y firmaron contratos en donde el atractivo de ganar más era el incentivo.
Curiosamente, no investigaron bien a esas redes de Youtube o peor aún, firmaron de buena fe… y con el tiempo observaron que la red de Youtube a la que se habían asociado empezó a dejar de pagarles, a atrasarle los pagos, ignorando los reclamos por correo.
Y para hacer más grave el asunto, no parecía haber manera de comunicarse con estas redes de forma que más de uno quedó desamparado y defraudado, pues las ganancias de su canal se las estaba llevando un tercero y eso en cualquier país es robar.
A Werevertomorro le pasó algo de esta naturaleza y tuvo dificultades incluso con su nombre, porque el creador de esa red de YouTube incluso quiso registra el nombre del comediante como propio.
Pero ahora nos enteramos de que Holly, una estadounidense/mexicana, que habla perfectamenter bien el español y el inglés, había entrado a MiTu, una red de YouTube que prometía hacer crecer los canales de los creadores de contenidos. Y la propia Holly hizo un video narrando su experiencia y en donde explica que vendedores con mucho carisma le vendieron la idea de que entrar en esta red era maravilloso, pero las cosas empezaron a fallar.
Holly indica que empezaron los pagos a retrasarse y eventualmente le empezaron a deber unos 27 mil dólares, una cantidad impresionante para la mayoría de los que trabajamos en empleos normales. Y que después de pelearse por teléfono con alguien de la empresa, le depositaron 17 mil dólares. ¿Los otros 10 mil dólares? Aún se los deben y Holly piensa que es dinero perdido.
El asunto es que cuando uno entra a esta redes, uno le da permiso para que la red cobre en su nombre, y se supone que de ahí sacaría el 5 o 10% como era el trato, pero en lugar de eso, simplemente se llevan el dinero y si me conociste, no me acuerdo.
¿Qué hacer? Probablemente, después de la experiencia de Werevertumorro y ahora de Holly, si usted es creador de contenidos, deberá ser mucho más cuidadoso, porque el dinero es un motivador de muchos para ejecutar fraudes y si es en línea, muchas veces no hay forma de defenderse, pues no hay oficinas, las redes no contestan correos o responden con mensajes automáticos que no solucionan nada, o bien, simplemente abusan de la buena fe de los que usan su tiempo para crear videos para que terceros los vean y les den una remuneración.
Hoy no hay pretexto para no entrar a Google, o a su buscador favorito, y buscar referencias sobre las empresas, ya sean virtuales o reales. Los defraudadores viven de la buena fama y quizás de la avaricia de los creadores de contenidos que quizás en algún caso quieren ganar mucho más de lo que ganan, lo cual, hay que decirlo, es respetable.
Así que si recibe usted, creador/a de contenidos en YouTube, dorándoles la píldora sobre cómo incrementar sus ganancias en YouTube, sea muy cuidadoso y piénselo no una vez, sino dos o tres veces antes de meterse con alguna de estas YouTube-networks. Tal vez incluso sea más fácil contratar a alguien que haga esa tarea que les prometen las redes en YouTube y así usted pague por esos servicios a alguien, sin tener que comprometer sus ganancias.