Tras cuestionar la libertad de expresión en Twitter, Elon Musk, CEO de Tesla, acaba de comprar el 9.2 por ciento de la red social, con lo que se convierte en el máximo accionista de la plataforma.
La compra quedó registrada en la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, en donde se especifica que el también dueño de SpaceX pagó cerca de 2 mil 890 millones de dólares por esta participación en la red social, cuyas acciones se dispararon en 25 por ciento tras el anuncio.
Con este movimiento, ahora la distribución de accionistas en Twitter queda de la siguiente manera: Elon Musk concentra el 9.2 por ciento de las acciones, grupo Vanguard se queda con el 8.79 por ciento mientras que Morgan Stanley hace lo propio con 8.76 por ciento.
El movimiento resulta interesante sin consideramos que hace apenas algunos días, Elon Musk lanzó una encuesta a sus más de 80 millones de seguidores para cuestionar sobre la efectividad de la libertad de expresión en Twitter.
Más allá de la relación «amor-odio» que el CEO de Tesla tiene con Twitter, lo realmente interesante es entender cuáles son los derechos ganados por Elon Musk tras esta compra.
Y es que en más de un sentido podría suponer cambios significativos para Twitter en el futuro.
Elon Musk, el mayor accionista de Twitter
Las intenciones de Elon Musk son clara. Busca cambiar a Twitter desde adentro luego de reconocer, desde su visión, una serie de deficiencias en cuanto a la libertad de expresión y el aporte de la red social en la construcción de una sociedad democrática.
En este sentido, es justo reconocer que aunque Musk sea ahora mismo el mayor accionista de Twitter, lejos está de poder cambiar la plataforma a placer.
En realidad lo que gana, cuando menos, es la capacidad de poder influir en las decisiones alrededor de la red social a futuro. No obstante, sus opiniones están lejos de ser determinantes o realmente tomadas al pie de la letra.
No obstante, para algunos analistas, como Dan Ives de WedBush, este podría ser el comienzo de una futura compra total en el futuro: «Esperaríamos que esta participación pasiva sea solo el comienzo de conversaciones más amplias con la junta/administración de Twitter que, en última instancia, podría conducir a una participación activa; un papel de propiedad más agresivo de Twitter», afirmó el analista.