Si me sigues en Twitter seguramente te habrás enterado que la semana pasada estuve en Londres con motivo del lanzamiento de un nuevo teléfono de Motorola, el RAZRi con procesador de Intel (toda la info y cobertura aquí). Esos días en el Reino Unido fueron todo un acontecimiento digital –como siempre que tengo la oportunidad de viajar- ya que poco a poco, sin que nos demos cuenta, la vida digital se inmiscuye mucho más en nuestra contraparte análoga y qué mejor que un país del primer mundo como ejemplo.
Antes de salir de México descargué la guía “fuera de línea” de TripAdvisor, un sitio donde personas “comunes y corrientes” exponemos nuestros puntos de vista y críticas de todo tipo de servicios turísticos que se complementa con información turística del lugar a visitar. Hay de muchas grandes ciudades (en América Latina sólo de Buenos Aires y Río de Janeiro) y en verdad la recomiendo. Para Londres incluye información de atractivos turísticos, hoteles, restaurantes y hasta ofrece “plan de actividades” dependiendo el número de días (existe versión iPhone y Android).
Justo llegando las “bandas de maletas” en la terminal 5 del aeropuerto de Heathrow, me encuentro una máquina expendedora de… tarjetas SIM para celulares y tabletas. Una tendencia absoluta es viajar con datos, es decir, contratar planes de datos de la operadora celular para poder tener conectividad en cualquier lugar. En este caso, la máquina ofrecía varios tipos de tarjetas SIM para poder ser usadas en teléfonos desbloqueados pero también en tabletas. Los anuncios decían “use su iPad con conexión 3G durante un mes por tan sólo 15 libras (unos 300 pesos mexicanos)”. Muy interesante opción para tener datos además del celular y que sirve en todo momento para acceder a Wikipedia por ejemplo, y hacer una rápida consulta del lugar, monumento, palacio o atracción que se tienen en frente.
Durante mi estancia en la ciudad pude comprobar que el nivel de ingresos de la población en general está muy por encima de otras que he podido visitar. El iPhone domina, en segundo término vi muchos BlackBerry y algunos Android. En un parque donde me senté a descansar unos momentos, le pregunté a la persona que cobraba el uso de las sillas (tipo tumbonas) cómo irme a cierto lugar y de inmediato sacó su iPhone 4 (o tal vez 4S) y me mostró el mapa. Un par de taxis que tomé, los choferes tenían iPhone o BlackBerry, incluso platiqué con uno que estaba a punto de comprarse el iPhone porque “le daba más negocio” (hay una aplicación que te permite pedir un taxi) pero no sabía bien si ese o el nuevo Galaxy Note. Cuando le dije que posiblemente la app estraía para Android ya no me entendió nada ni supo que era “Android”.
Y por una coincidencia estuve en la ciudad cuando Apple comenzó a vender el nuevo iPhone 5 el pasado viernes 21. Un día antes pasé por una tienda de la firma y me encontré que estaban apartando los dos primeros lugares de la fila, con la sorpresa que serían subastados por más o menos 5,000 libras esterlinas (un poco más de 100,000 pesos) cada uno y ese dinero usado para apoyar a mujeres de escasos recursos. Eso fue el jueves por la tarde, dónde había unas 10 personas formadas. Al día siguiente a las 8AM comenzaba la venta del equipo, desbloqueado, es decir, que se puede usar en cualquier país y operador.
Obviamente mi mente –y cartera- comenzaron a elucubrar “¿Y sí lo compro?” … “¿Pero para qué lo quieres?”… “es qué hay que hacer el unboxing”… total, después de pensarlo un poco más, tenía tiempo hasta las 9:30AM, hora que salía del hotel al aeropuerto. Tomé un taxi a las 7:20M para llegar rápidamente a la tienda y mi plan era que me atenderían en máximo 1 hora para poder regresar velozmente. Cuando estaba acercándome al Covent Garden (donde estaba la tienda de Apple más cercana) noté que había gente afuera de un edificio, en una esquina “¿Y esos qué estarán haciendo ahí?” me pregunté, pues era temprano y casi no había gente en la calle. Al dar vuelta y acercarme al destino, vi más y más personas. Entonces entendí que era la fila para comprar el teléfono.
Finalmente llegué a la tienda y calculé que había unas 1,500 personas formadas para ser “los primeros” en tener el nuevo iPhone 5. Obviamente mi idea de comprarlo quedó en eso, una buena idea, porque seguro me tardaría todo el día formado ahí y eso, esperando que no se terminaran las existencias.
Un asunto de llamar la atención es que de toda la gente que estaba formada, yo creo que el 10% eran el típico inglés (que se pueden distinguir por su apariencia física) y casi todos los demás eran de origen indio. Muy interesante fenómeno.
Así es que cansado, resignado, pero nunca enojado y mucho menos derrotado, regresé dignamente caminando a mi hotel, tomé un ligero desayuno y partí hacia el aeropuerto. Interesante e ilustrador viaje sin duda alguna y la coincidencia del iPhone fue algo que no esperaba. El mundo se ha vuelto muy digital, por cualquier parte que lo mire uno. ¿Qué vendrá un poco más adelante?