La industria deportiva, como cualquier otro negocio, utiliza la tecnología para evolucionar y continuar su desarrollo. Y mientras la mayoría de los deportes más populares han adoptado todo tipo de herramientas digitales para ofrecer un mejor producto al público, el futbol soccer –por mucho el deporte número uno del planeta– finalmente apunta al uso de la repetición instantánea para apoyar el trabajo de los árbitros.
Por fin se ha decidido dar un paso que para todos era evidente, excepto a las autoridades de este deporte.
Luego de años de ver con malos ojos la intervención de cualquier tipo de herramienta digital para apoyar a las marcaciones arbitrales, Joseph Blatter, presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), declaró la semana pasada que en 2015 se experimentará durante un partido, en el que se colocará una pantalla de televisión para que ambos equipos puedan desafiar una o dos decisiones de los árbitros.
Y era cuestión de tiempo. La tecnología terminó por acorralar al deporte más tradicional. Desde luego, habrá mucho terreno que recuperar; mientras que el futbol ha seguido terco en apostar semana a semana por las polémicas arbitrales y las discusiones de cantina, otros deportes tomaron la delantera al apoyarse en la tecnología para mejorar su producto:
En el futbol americano, la NFL ha sido pionera en impulsar e incluir la televisión, con un sistema confiable para reducir las equivocaciones humanas a través de la repetición instantánea.
En el béisbol, las Grandes Ligas implementaron la repetición instantánea recientemente para aplicarla en jugadas cerradas y llamadas dudosas.
En el basquetbol, la NBA ya tiene años utilizando la tecnología como apoyo a los árbitros, sobre todo en cuanto al manejo del reloj.
En el tenis, la visualización virtual que ofrece el Ojo de Halcón permite clarificar si la pelota picó dentro o fuera.
En el rugby se puede monitorear la posición del balón en cada centímetro del campo.
En el taekwondo, los petos electrónicos han hecho más justa y precisa la marcación.
En otros deportes, como el atletismo, remo o natación, ya no hay manera de excluir el uso de la tecnología para determinar un resultado. Y en contraste, ¿qué ocurre con deportes que están a merced del criterio de un juez, como el boxeo o los clavados, por ejemplo? Las polémicas arbitrales demeritan el espectáculo y asoman sospechas de corrupción, tal y como ocurre en el futbol.
En tanto, durante el pasado Mundial de Brasil, la FIFA accedió a colocar la tecnología de la empresa Alemana GoalControl que consta de 14 cámaras de alta velocidad que escanean constantemente el balón cuando se acerca a cada portería y evitar marcar goles que ilegítimos, o viceversa. Fue un primer paso importante, pero esta medida no cubre la gran necesidad en el uso de herramientas digitales. Sin embargo, la presión, tanto de otros deportes como de los medios de comunicación y la afición, termina por dar la razón a la tecnología, y de paso pone en evidencia que las “innovaciones” forzadas –como el spray que se aplica sobre el pasto para marcar las distancias en los tiros libres– no convencen a un público cada vez más exigente.
Recordemos también que en 2015 se llevarán a cabo las elecciones para la presidencia de la FIFA, donde Blatter buscará reelegirse una vez más. Así, sólo queda preguntarse si realmente el futbol está doblando las manos para insertar la repetición instantánea al juego, o bien, es sólo parte de un discurso político.
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