La opinión popular dicta que el Premio Óscar es puro montaje, un show de lo grotesco centrado en amiguismos y conveniencias, y alejado del verdadero reconocimiento artístico.
La postura es entendible, pero lo cierto es que el Óscar reconoce categorías que a ninguna otra premiación le interesan, las técnicas, las que requieren de “talacha” para lograr que un director plasme su visión en pantalla.
Una de las categorías que más me entusiasman es la de Mejores efectos visuales, pues soy un nerd de los efectos visuales. Desde niño me encanta ver los detrás de cámaras para enterarme del esfuerzo humano detrás de lo que para muchos solo es, digamos, una explosión más o un desmembramiento cualquiera.
Estoy consciente de la artesanía detrás de los efectos visuales y por eso me enoja que el Óscar se entregue a películas inferiores en ese apartado. Hablo de casos como cuando:
1. E.T. le robó el Óscar a Blade Runner
La película del extraterrestre es icónica, un hito cultural. La obra maestra del cyberpunk también. Pero cuando se trata de valorar la complejidad de sus efectos visuales, Blade Runner es infinitamente superior. No hay punto de discusión.
2. Viaje insólito le robó el Óscar a Depredador
La primera es una divertida comedia de ciencia ficción. La segunda es la mejor película de acción de todos los tiempos. Depredador además tiene una combinación perfecta de diseño de criaturas, prostéticos, maquillaje, efectos ópticos y badassería pura marca Arnold Schwarzenegger, y por eso es inexplicable que la estatuilla no fuese suya.
3. Forrest Gump le robó el Óscar a La máscara
La cinta estelarizada por Tom Hanks presume grandes hazañas técnicas (después de todo, su director -artífice de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y la trilogía Volver al futuro– es un experto en el tema), pero los efectos de la película de Jim Carrey son superiores, resultado de imaginar cómo se vería una caricatura al estilo de Tex Avery en la vida real.
4. Ex Machina le robó el Óscar a Mad Max: Furia en el camino
El director George Miller, a sus setenta y tantos años, se la pasó 120 días filmando en el desierto y registrando con su cámara algunas de las mejores secuencias de acción y stunts de toda la historia del cine. Luego, al darse cuenta de que faltaba material, se fue de nuevo a las dunas para regrabar. El 90% de lo que se ve en pantalla es real, es decir, se hizo frente a la cámara. Y aún así el Óscar fue de Ex Machina. Tremendo robo.
5. La brújula dorada ganó un Óscar
Sus efectos visuales son terribles. Las otras nominadas eran Transformers y Piratas del Caribe: En el fin del mundo, películas desagradables por igual, pero cuyos logros en efectos son superiores a los de la ganadora.