Reconocida por las Naciones Unidas desde 1996 como una herramienta importante de orientación, canalización y movilización de la opinión pública, este invento revolucionario cambió al mundo al transmitir imagen y sonido en un solo dispositivo.
Pasando por televisores de enormes dimensiones con pantallas pequeñas de blanco y negro, hasta las delgadas pantallas actuales con cientos de funciones, la televisión se ha mantenido como el medio de difusión más efectivo hasta la fecha, y aunque el Internet cuenta con una mayor inmediatez y difusión a nivel mundial, queda restringido para muchas personas que no tienen esta tecnología a la mano.
Curiosamente, la televisión ha sabido aprovechar tal restricción, utilizando el Internet como fuente de información que se origina en todo el mundo, lo que ha permitido que la TV le haga frente a la red y continúe como un gran medio social de comunicación y difusión de contenido.
Con el fin de ser un medio que provee contenido de cultura, paz, seguridad, desarrollo económico y social que incita a la armonía y reflexión, la TV colabora con el desarrollo de la sociedad; poco a poco, la televisión fue adquiriendo cada vez más importancia al generar gran cantidad de contenido a través de canales especializados que permiten al usuario informarse específicamente sobre lo que le interesa.
México no ha sido la excepción, ya que en promedio, el 91% de las viviendas del país cuentan con televisión, lo cual lo vuelve un mercado muy atractivo y fuertemente disputado por los medios publicitarios. Lamentablemente la falta de oferta y consumo de contenido de calidad ha vuelto a este aparato un medio poco atractivo para la fomentación de cultura, dejando solamente contenido chatarra o desechable como lo más buscado por la audiencia.
En temas de salud, el consumo de la televisión siempre ha sido cuestionado por padres de familia, doctores y personas especializadas en el tema donde se debate cuál es el tiempo ideal de consumo para mantener una visión sana. Aunque muchos aseguran que el tiempo ideal sería no mayor a 60 minutos de exposición al día, estamos consientes que ninguna película dura menos de una hora, por lo que lo mejor es mantener un promedio de 2 a 3 horas, que preferentemente no sea continuo y no sea todos los días.
Lejos de festejar este día invirtiendo tiempo en mirar programas irrelevantes, los invitamos a reflexionar qué es lo que están consumiendo ustedes y sus hijos, así como pensar qué tipo de contenido merece tener su pantalla y generar propuestas inteligentes que puedan mejorar a la industria televisiva. Recuerden que todo nace de una idea.
Referencia: Numeraria