Los programadores en general tienen una vida llena de horas frente al monitor de la computadora, buscando resolver todo género de problemas que surgen normalmente. Es común ver cómo pasan las horas tratando de resolver por qué la base de datos no guarda la información o bien, por qué el sistema se cayó y se salió de Internet, para ver entonces cómo restaurarlo y ponerlo de nuevo en línea. Pero además, hay aquellos desarrolladores que buscan hacer del escribir programas un modus vivendi. Entonces buscan denodadamente por una nueva idea que los haga millonarios. Ése es el sueño de prácticamente todos los que escribimos código.
Tenemos antecedentes: Apple nació en una cochera, en donde Jobs vendió su auto y Wozniak su calculadora HP ¿o fue al revés?, para así iniciar lo que ahora es un próspero negocio. O bien, el caso de Angry Birds, cuya empresa fabricante Rovio, salió de la oscuridad y ahora es uno de los programas más vendidos en el planeta. Los creadores de Rovio (y Angry Birds), ya tienen todo el dinero para las siguientes generaciones. Una buena idea les dio posibilidades económicas increíbles.
Así entonces, los programadores buscan la siguiente “killer app”, la cual se venda por miles de miles. En el sitio C-Section Comics se habla del ciclo de vida en el desarrollo de aplicaciones. Aunque se enfoca al iOS de Apple, la cuestión puede más o menos ser la misma en otras plataformas, dólares más, dólares menos. La conclusión del ciclo no está clara si debe hacernos reír o llorar.
Cabe decir que muchas veces una muy buena app pasa a ser parte de la siguiente versión del sistema operativo, por ejemplo. Esto lo he visto de cerca en turbo Pascal. Una empresa independiente saca una serie de rutinas para hacer algunas tareas dentro del ambiente de programación mencionado. En la siguiente versión del lenguaje, hallamos que estas rutinas se han incorporado ya al marco de trabajo, dejando el esfuerzo del programador independiente en la basura. Y aunque no necesariamente es así (Apple, por ejemplo, le compró a Paul Lutus su Apple Writer), la mayoría de las veces el ciclo se repite: se necesita imaginar una nueva “killer app” para mantenerse en el negocio. Parece ser pues que esto es lo que siempre termina pasando. ¿Será cierto?
Referencias: