La mayoría de los navegadores, como Safari (Apple) o Chrome (Google), ofrecen una opción de navegación privada, la cual en ocasiones se denomina de “incógnito”. De esta manera, quien navega por Internet puede hacerlo a través de una ventana que es privada en el sentido que el sistema no guarda registro de las páginas visitadas o bien, no hay manera de hacer el auto llenado cuando por ejemplo, una página pide una contraseña de una de nuestras cuentas. Digamos que el navegador olvida todo esto y tampoco quiere recordarlo. Pero esta protección, esta supuesta privacidad, no es tan amplia como mucha gente cree, incluso a pesar de lo que dicen las explicaciones de los navegadores en el modo incógnito.
En un nuevo estudio, 460 personas fueron interrogadas sobre qué significaba la navegación privada, además de responder a una serie de preguntas sobre la expectativa de la privacidad de los usuarios. Los investigadores entonces reportaron sus resultados en una conferencia llevada a cabo en Lyon, Francia, el 26 de abril.
Quienes respondieron las preguntas expresaron su poco entendimiento sobre el modo incógnito, sin importar qué explicaciones le diera el navegador sobre ese modo. Por ejemplo, la mitad de los interrogados conectados a través de su cuenta en Google pensaron que en una ventana privada Google no podría guardar información de sus búsquedas. Eso es falso, desde luego. Un 25% de los participantes creyeron que la navegación privada obstruía la dirección IP del dispositivo en donde se estaba, el cual da una buena referencia de la localidad física en donde la persona conectada se encuentra. De nuevo, concepción equivocada.
Blase Ur, un investigador en seguridad computacional de la Universidad de Chicago, junto con sus colegas, sugiere que las compañías podrían mitigar la confusión generada en este tema dando explicaciones más claras y explícitas sobre el modo incógnito. Por ejemplo, las descripciones deberían evitar argumentos vagos, o promesas dulces sobre el anonimato, como cuando el navegador Opera dice “tus secretos están a salvo” o lo que apela Firefox: “navega como si nadie te estuviese viendo”.
Lo que sí es claro es que la navegación privada no es demasiado privada aunque esto no quiere decir que sea fácil que terceros se enteren por donde navega una persona. Sin embargo, el proveedor de Internet sabe, desde luego, los sitios a los que sus usuarios eventualmente entran. Vamos, que es una mentira que “tus secretos estén a salvo”, aunque siendo francos, tampoco exponen libremente los sitios por los que navegan los usuarios cuando se encuentran en el modo incógnito. Digamos que para los usos cotidianos, el esquema incógnito es bastante seguro y define el anonimato del usuario en buena medida.