El pasado viernes, después de la conferencia para desarrolladores que llevó a cabo Google en la ciudad de Mountain View, por fin pude estar unas horas en su “campus”. La verdad es que ha crecido demasiado en los últimos años y sólo recorrimos algunos de sus múltiples edificios. Con lo poco que conocí me di cuenta de que yo, no trabajaría ahí.
Me explico. Actualmente en Estados Unidos y seguramente en otros países, muchos jóvenes que están terminando la carrera o maestría, sueñan con trabajar en Google (y también en Apple, Facebook, Microsoft, etc.) Por un lado encuentran muy atractivo todo el asunto de prestaciones: “comida gratis”, “tienen hasta su propia lavandería de ropa” y otros detalles que, obvio en su momento fueron pioneros en la industria. Pero Google no ofrece todas sus prestaciones por “buenas gentes” solamente (y por tener el dinero para hacerlo). La idea es que el empleado no abandone el “campus” y pueda satisfacer sus necesidades básicas de vida sin tener que preocuparse mucho. Lavandería y hasta guardería para bebés. Sí, todo eso lo frece Google y entiendo que han extendido los beneficios no sólo a las oficinas aquí en Mountain View, sino a otras partes del mundo (en mayor o menor medida).
Eso es por un lado, digamos, el más tangible. Pero mucha gente seguramente quiere trabajar en Google porque quiere “cambiar al mundo” a través de novedosos programas o formas de manipular y controlar la información. Y vaya que hay mucho qué hacer. De hecho en las horas que estuve en el campus, pude conocer a algunos de los ingenieros encargados de proyectos como “Machine Learning”, Google Photos, Google Translate, etc.
Así se vive Google I/O desde Mountain View, California
El primer pensamiento que tuve fue “Ah, es un vendedor que me está explicando lo que hace el programa” … pero al poco tiempo entendí que la persona que nos estaba hablando era, de hecho, el programador o creador de dicha tecnología. Tal vez no la cabeza del equipo, pero sin duda sí una de las piezas clave dentro de la organización. Demasiado interesante y demasiado “clavado” tal vez se podría pensar.
Pero toda esta experiencia me dejó un agridulce sabor de boca. Por un lado, claro, debe ser muy interesante trabajar en Google y poder manipular información en forma ilimitada, compartiendo cerebro con los mejores del mundo, porque eso sí, no van a contratar a los “menos” sino a los “más” y por otro lado, la verdad es que hay muy pocas de estas personas. Si bien Google tiene unos 57,000 empleados a nivel mundial, seguramente la inmensa mayoría no se dedican a programar. En un reporte del 2014 leo que había unos 20,800 empleados en «investigación y desarrollo», pero los datos son un poco confusos. ¿Qué hacen todos los demás en Google? Se dedican a vender y a otras actividades, me imagino, porque a pesar de que durante años la firma ha transmitido una imagen de “hacemos el bien a nuestros usuarios” también es un hecho que es una de las más valiosas del mundo y vende millones y millones de dólares todos los días.
Así es que, yo no trabajaría en Google, claro, si estuviera en mis veintes y tuviera una mente privilegiada, analítica y sobre todo lista para transformar ideas y necesidades en código, seguro que por lo menos aplicaría para una vacante dentro del selecto equipo de programación,
Pero eso se lo dejamos a las nuevas generaciones. Si eres programador, de los buenos, y te interesa chambear aquí, pues sigue programando y hazte notar. En una de esas ellos te buscan, porque quieren tener no a todos, sino a los mejores.