No existe el trabajador perfecto, y aunque cada vez se promueven más la autogestión y la productividad orientada a resultados, muchas veces necesitamos un jalón de oreja para corregir el rumbo. Eso es normal, pero de eso a que te instalen un chip o te obliguen a usar una pulsera o un sombrero para monitorear todos tus movimientos, bueno, eso ya puede considerarse un poco como acoso.
Sin embargo, a pesar de que la idea resulta escalofriante, cada vez más compañías alrededor del mundo incorporan tecnología para monitorear las prácticas, movimientos y hasta ondas cerebrales de sus empleados, muchas veces rayando con lo ilegal.
Una caso extremo es el que se reportó en China. Según el portal futurism.com, el gobierno del titán asiático está apoyando un programa implementado por la corporación Hangzhou Zhongheng Electric en el que los trabajadores están obligados a usar sombrero que monitorean sus ondas cerebrales y percibir sus estados emocionales con el fin de ajustar el paso de la producción y rediseñar los flujos de trabajo.
Y uno puede pensar: “eso está muy lejos” o “en China siempre ha habido cierta explotación”. Pero no olvidemos que el año pasado hubo un escándalo en Estados Unidos por la compañía Three Square Market por implantar chips en 50 de sus 80 empleados, y aunque fue de manera voluntaria, levantó muchas interrogantes al respecto.
Recientemente el periódico virtual inglés The Guardian publicó un nuevo reportaje donde llama “big Brother”, como el perturbador personajes de la novela 1984 de George Orwell, a las corporaciones que implementan prácticas para vigilar a sus empleados. Por ejemplo, la compañía británica Crossover toma fotografías cada 10 minutos a sus empleados con las webcams de sus computadoras para asegurarse que sus trabajadores cumplen “in situ” con sus turnos. Una medida que luce extremosa.
El diario digital mexico.com también publicó en recientes días un reportaje en el que habla de una pulsera implementada nada menos que por Amazon para detectar errores cometidos por sus trabajadores, según asegura el registro de la patente del dispositivo: “supervisar el desempeño de la colocación de los artículos de inventario en el lugar de almacenamiento identificado por el trabajador del sistema de inventario”.
Otras medidas incorporadas por compañías tienen que ver con softwares que miden las pulsaciones de teclas para monitorear productividad o el uso de las redes sociales. Otros dispositivos están diseñados para monitorear la ubicación de un trabajador, la frecuencia con que hablan en reuniones o quien entabla conversaciones y por cuanto tiempo.
El problema de todo este asunto es que la legislación que prevalece al respecto es confusa y poco específica, y muchas de estas actividades son consideradas legales en países como el Reino Unido.
Y a ti, ¿te gustaría ser vigilado por la tecnología para ser un “mejor” trabajador?