Durante el evento de Wired en Londres, Stephen Attenborough, que es el director comercial de la compañía, explicó que los planes que se tienen podrían aplicar para el futuro de la aviación.
Entre las ventajas está el hecho de que se podría viajar muy rápido de un lugar a otro (de Londres a Sydney se harían 2.5 horas) y que según Attenborough, “esto debería ser mucho mejor para el ambiente” ya que las emisiones acabarían en el espacio y no en la Tierra. La forma en que esto funcionaría sería que seis pasajeros en el Spaceship Two ascenderían a la misma altitud que lo hacía el Concorde y ahí, la nave se separaría del carrier. Después de eso, los cohetes se encenderían y en seis segundos, la nave ya estaría avanzando a la misma velocidad que el sonido. Después de eso, la idea es que los pasajeros puedan flotar unos minutos en gravedad cero; una experiencia única que Virgin considera debería de poder ser experimentada por más personas.
Attenborough explicó la posible sensación: “justo cuando te estás acostumbrando al ruido, vibración, fuerzas gravitacionales y el mero –iba a decir terror– thrill de todo eso, ahí se cortan los motores. Así que de repente no pesas nada.” La experiencia suena increíble y poder vivir algo así y además llegar tan rápido a tu destino serían avances enormes para la aviación, pero primero habrá que ver cómo funcionan los primeros viajes tripulados de Virgin al espacio.
La idea de un método de transporte así suena muy extraña; casi como salida de alguna serie televisiva futurista y de ciencia ficción. Aún así, con el tipo de tecnología que existe hoy en día y el presupuesto que tiene Virgin como compañía para desarrollar el proyecto, esta propuesta definitivamente podría convertirse en una realidad comercial a futuro. Como declaró Attenborough, si esto llega a resultar, “todo lo que dicta la manera en la que vivimos desaparecerá.”
Referencia: Wired