Cada día estamos expuestos a situaciones donde debemos tomar decisiones buenas o malas. Pero ¿Que tanto influyen las acciones de terceros, nuestra ideología política o religiosa en nuestra conducta? Ahora investigadores de la Universidad de Colonia en Alemania trataron de acercarse a una respuesta utilizando los teléfonos móviles para rastrear actos morales e inmorales cometidos o presenciados como uno de los primeros intentos de cuantificar el paisaje moral de la vida diaria.
En el estudio los participantes recibían en su teléfono mensajes para que describieran cómo percibían desde un punto de vista ético, acciones y experiencias que viven en su día a día. ¿Con qué frecuencia las personas cometen actos que pueden considerarse morales o inmorales en su vida cotidiana? ¿Cuántas veces son víctimas de ellos o se benefician de buenas acciones?, ¿influye la moralidad en la felicidad y en el sentido que damos a nuestra vida?, se preguntaban los investigadores, que también querían estudiar hasta qué punto la religión y la política influyen en los valores éticos de las personas.
Un total de 1252 adultos de entre 18 y 68 años de EEUU y Canadá participaron en este estudio. Durante tres jornadas, desde las 9 de la mañana hasta las 21 horas, recibían en sus teléfonos móviles cinco mensajes diarios a diferentes horas pidiéndoles que indicaran si en el transcurso de los últimos 60 minutos habían cometido o habían sido testigos de algún acto que consideraran moral o inmoral o bien, si se habían enterado por otros de alguna acción de esas características.
El usuario que respondía que sí debía describir cada acción que había cometido, presenciado o de la que había tenido noticia, y explicar qué había sentido al respecto eligiendo entre nueve emociones (como culpabilidad, disgusto, etc.) y puntuándolas en una escala del 0 al 5. Entre otras cuestiones, también se le preguntaba si se había sentido feliz en ese momento y que valorara esa cuestión en una escala del -3 al 3 (-3 significaba que se había sentido ‘muy infeliz’ y +3 ‘muy feliz’).
“La gente informó de una gran variedad de actos morales e inmorales, desde simples gestos de amabilidad a situaciones más graves, como el adulterio”, dijo Mark Brandt, coautor de este estudio. “Por ejemplo, un participante dijo que había ayudado a orientarse a una turista que parecía perdida; otro explicó que había abandonado a su equipo y otro confesó que no había pagado la cuenta en un restaurante al darse cuenta de que la camarera creía que ya se la había pagado. Hubo personas que dijeron que habían visto a gente fumando al lado de niños, robando o fijando un encuentro para cometer adulterio“.
Así, recopilaron un total de 13,240 mensajes de los usuarios, que contenían la descripción de 3828 actos (de ellos 2.029 eran actos morales y 1.799 inmorales). Según recoge el estudio, cuando los participantes informaban de actos cometidos por ellos mismos, eran más proclives a relatar que habían cometido actos morales que inmorales. Por el contrario, cuando eran testigos de situaciones ajenas, solían informar de más actos inmorales.
Asimismo, encontraron diferencias en el comportamiento de la gente según sus preferencias políticas. Aquellos que se consideraban liberales se centraban más en los acontecimientos que consideraban justos e injustos, o relacionados con la libertad y la opresión. Los conservadores, por su parte, destacaban más aspectos relacionados con la lealtad y la deslealtad, y la autoridad y la subversión.
Compararon, además, los mensajes enviados por personas que se declaraban religiosas y las que no. Las religiosas, afirman, no cometían más actos morales que las que decían no serlo. Sin embargo, sí parecían experimentar emociones negativas más intensas cuando cometían actos que consideraban inmorales.
Los científicos también observaron que la moralidad es contagiosa. Es decir, observaron que los participantes que se beneficiaban de una buena acción, tenían más posibilidades de hacer ellos mismos otro gesto positivo en el transcurso de ese día. Curiosamente, aquellos que llevaban a cabo una acción ética también tendían a mostrarse más indulgentes con ellos mismos y tenían más posibilidades de cometer un acto inmoral ese mismo día.
Hasta ahora, este tipo de estudios para averiguar cómo la gente distingue entre lo que considera que está bien o mal se solían realizar con cuestionarios y en entornos artificiales, como laboratorios o centros médicos, donde se empleaban técnicas de imagen. La incorporación de la tecnología con los teléfonos móviles, explican los investigadores, les ha permitido registrar las respuestas de los participantes ante diversas situaciones en distintos momentos del día y durante varias jornadas mientras seguían con su vida cotidiana, de modo que han podido recopilar reacciones ante situaciones reales.
De esta manera vemos que el uso de dispositivos móviles y recopilación de información no solo sirve para determinar los gustos de los consumidores. Ahora también se está convirtiendo en una herramienta útil para los investigadores que estudian el comportamiento humano.
Referencia: Science