“Un aspecto importante de la percepción humana es la anticipación, que usamos enormemente en nuestras actividades cotidianas mientras interactuamos con otros humanos y nuestros alrededores”, indica un resumen de la investigación.
El análisis de las acciones es a través de algoritmos muy complejos que detectan los movimientos y los clasifican en subactividades para así poder predecir lo que hará la persona después. Una acción desencadena varias posibles “rutas” y dependiendo de cuales sean, el robot se detiene o procede a apoyar. Por ejemplo, si va a servir una bebida en una taza y el usuario la agarra, el robot es capaz de detectar lo que sucede y entonces espera a que la taza esté sobre la mesa de nuevo.
Hasta ahora, las acciones del robot han sido acertadas en un 83% de las situaciones y lo interesante es que puede aprender de sus errores; esto incrementa su precisión. Por el momento el robot está programado para apoyar a los humanos con tareas sencillas de la vida cotidiana como cocinar, acomodar objetos o abrir puertas, pero es interesante pensar en toda la gama de posibilidades que pueden abrirse en un futuro gracias a creaciones como esta.
Referencia: Cornell University