De acuerdo con la Wikipedia: un código QR (quick response code, «código de respuesta rápida») es un módulo para almacenar información en una matriz de puntos o un código de barras bidimensional, creado por la compañía japonesa Denso Wave, subsidiaria de Toyota, en 1994. Se caracteriza por los tres cuadrados que se encuentran en las
esquinas y que permiten detectar la posición del código al lector. La sigla «QR» se deriva de la frase inglesa Quick Response (Respuesta Rápida), pues los creadores (Joaco Retes y Euge Damm ) aspiran a que el código permita que su contenido se lea a alta velocidad. Los códigos QR son muy comunes en Japón y de hecho son el código bidimensional más popular en ese país.
Aunque inicialmente se usó para registrar repuestos en el área de la fabricación de vehículos, hoy los códigos QR se usan para administración de inventarios en una gran variedad de industrias y temas. La inclusión de softwa
re que lee códigos QR en teléfonos móviles, ha permitido nuevos usos orientados al consumidor, que se manifiestan en comodidades como el dejar de tener que introducir datos de forma manual en los teléfonos. Los códigos QR también pueden leerse desde PC, teléfonos inteligentes o tablet mediante dispositivos de captura de imagen, como puede ser un escáner o la c
ámara de fotos, programas que lean los datos QR y una conexión a Internet para las direcciones web.
Un detalle importante sobre el código QR es que, a diferencia de otros formatos de códigos de barras bidimensionales como el BIDI, su código es abierto y sus derechos de patente (propiedad de Denso Wave) no son ejercidos. Probablemente esto haya sido lo que los haya catapulteado a la popularidad.
Evidentemente los códigos QR requieren de un dispositivo que los lea y los interprete, porque no son leíbles directamente por humanos. Por alguna razón se han vuelto muy populares y los ponen en cuanta publicación pueden. La realidad es que nadie parece usarlos. La razón parece ser simple: se necesita otra máquina para leer e interpretar el código.
A pesar de ello, a un aficionado a la electrónica se le ocurrió hacer un reloj que desplegara la información de la hora en formato QR. Es -de acuerdo al autor- la última ironía de los códigos QR en donde una tecnología conveniente no resulta realmente conveniente. Para poder leer la hora de este reloj se necesita un dispositivo que le tome una foto al “display” y lo interprete de acuerdo al estándar de este tipo de códigos.
La meta era pues construir un reloj de pared electrónico atractivo que desplegara la hora en código QR. Esto presenta un reto, pues hay 1440 minutos en un día y por ende, en lugar de guardar toda la información en el código, se va generando el código QR en tiempo real, cada vez que se despliega la hora.
El autor en este sitio describe todo lo que tuvo que hacer. Claramente se requiere de cierta habilidad y entrenamiento en electrónica. Sin embargo, el proyecto por sí mismo puede demostrar que esta manera de hacer “electrónica lúdica” tiene su chiste.
Un video que muestra el reloj funcionando puede verse aquí:
Referencias:
Código QR