Hace tiempo hablamos en unocero del encuentro que tendría un robot de la empresa Kuka Robotics, contra uno de los mejores jugadores de ping pong profesional, Timo Boll. El match fue realmente un anuncio porque el robot distaba de jugar como se decía en el mismo. Sin embargo, el reto ya estaba planteado y la firma japonesa Omron, se dedicó a trabajar sobre un robot que sí pudiese jugar, al menos, contra jugadores con cierta habilidad.
El robot se desarrollo en unos seis meses y se sostiene en tres piernas. Mide 2.7 metros de alto y pesa 600 kgs. Ha sido desarrollado como parte del trabajo que hace Omron con la tecnología de sensar el entorno y controlar, con la meta última de construir «una sociedad enriquecida marcada por una armonización óptima de personas y máquinas».
Para que este robot pueda jugar ping pong debe monitorear la posición de la pelota, la del oponente humano y la posición de la raqueta oponente cuando ésta se mueve para calcular la trayectoria más probable (y la velocidad) de la pelota. El robot hace los cálculos para regresar la pelota a un sitio en donde es fácil para el oponente golpearla de nuevo. La pelota la envía el robot a la misma velocidad que la recibió. Todo este proceso le lleva al sistema una fracción de segundo.
«La característica más importante del robot que juega ping pong es que comparte la meta común de seguir jugando contra un ser humano y hace juicios calculados sobre cómo puede lograr la meta en común», explica el vocero de la compañía. «Para hacer esto realidad, es mportante que la máquina ‘entienda’ las condiciones de la persona y que tome acción para apoyar a esa persona de acuerdo a su particular condición», recalcó la empresa. Así entonces, no se busca ganarle al jugador humano, sino el compartir metas y retos.
Referencias: