¿Alguna vez ha pensado cómo hacer para dirigirse a un objetivo-por ejemplo en una carretera- sin cambiar el rumbo? ¿Qué hay de fuerzas externas que le hagan cambiar de dirección pero que usted regrese al rumbo establecido inmediatamente? Bueno, pues existen los giroscopios, que permiten mantener una dirección en el movimiento sin que ésta pueda cambiarse pues el dispositivo tercamente parece regresar a la dirección que tiene. Las naves espaciales tienen giroscopios para mantener las trayectorias por las cuales se viajará, pues en el espacio no es fácil tener puntos de referencia para ubicarse.

Por ello, el siguiente robot cúbico, un proyecto del laboratorio de control y sistemas dinámicos de la escuela suiza de ingeniería ETH Zurich, es una demostración fantástica de lo que pueden hacer los giroscopios, asociados a microcontroladores y sensores que permiten que un cubo pueda mantenerse equilibrado en una de sus esquinas, por ejemplo. Es sin duda un buen ejercicio en control y sistemas dinámicos, especialidad de este laboratorio.

El cubo, de 15x15x15 cms., puede pararse también en uno de los lados del mismo e incluso, caminar, valga la expresión. También puede rotar sobre su propio eje y seamos francos, parece magia. No hay duda que Arthur C. Clark tenía razón cuando dijo que la tecnología cada vez es más indistinguible de la magia.

Lo que sería sensacional es poderse hacer de un cubo de esta naturaleza como regalo navideño. ¿A poco no sería fenomenal?

Referencias:

Wired