Científicos del King’s College de Londres han desarrollado un test de sangre para evaluar la respuesta a cualquier antidepresivo. Un examen que permitirá no solo anticipar cómo responderá el paciente a un antidepresivo, sino también medir la eficacia del tratamiento una vez ha sido iniciado.
La depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a 350 millones de personas en el mundo. Es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial general de morbilidad refiere la OMS.
Para determinar el fármaco ideal, el test busca dos marcadores biológicos de la inflamación como la interleucina-1beta (IL-1β) y el factor inhibidor de la migración de macrófagos (MIF), los cuales se asocian a una peor respuesta a los antidepresivos más comúnmente utilizados.
De hecho, la investigación establece dos niveles o umbrales concretos de MIF y de IL-1β con los que se puede predecir cómo responderá el paciente: si los niveles son inferiores, puede esperarse que el paciente responda al tratamiento; pero si son superiores, la probabilidad de que no haya respuesta es total de un 100%.
El MIF y la IL-1β además de actuar como biomarcadores de la inflamación sanguínea, también se encuentran implicados en distintos mecanismos cerebrales asociados a la depresión, caso de la síntesis de nuevas neuronas, del establecimiento de las sinapsis neuronales, o de la muerte neuronal en respuesta al estrés oxidativo.
El estrés oxidativo se produce cuando el organismo produce una cantidad excesiva de unas moléculas denominadas ‘radicales libres’ y luego intenta eliminarlas. Estos radicales libres rompen las conexiones cerebrales e interrumpen las señales químicas en el cerebro, lo que conlleva una reducción de los mecanismos protectores en el cerebro y, por tanto, al desarrollo de síntomas de la depresión.
De esta manera a partir de los niveles de MIF e IL-1β en sangre se puede saberse si un paciente responderá al tratamiento con un antidepresivo o, por el contrario, sin necesitará una terapia más ‘agresiva’, caso de la combinación de varios fármacos. Y todo ello antes de que, tal y como sucede ahora, sus síntomas empeoren.
“Nuestro estudio ofrece un método asequible para la individualización de los tratamientos antidepresivos. Los pacientes con que superen el umbral de sustancias inflamatorias en la sangre pueden ser dirigidos hacia una estrategia antidepresiva más asertiva”, Carmine Pariante, responsable de la investigación.
Referencia: OMS, Oxford Journals