Nuestra estrella madre, el Sol, representa una estupenda oportunidad para estudiar lo que pasa en las estrellas. Aunque por su tamaño no es de las más grandes del universo, su estudio puede darnos elementos para entender más sobre cómo son y cuáles son sus propiedades.
El Sol tiene en su superficie una serie de manifestaciones que son las fuerzas magnéticas, que aunque invisibles para nosotros, son responsables de las grandes llamaradas de material súper caliente que periódicamente lanza al espacio. Estas llamaradas solares son responsables de las auroras que se observan en la Tierra. Y aunque las auroras, por sí mismas son espectaculares, las llamaradas solares pueden potencialmente bloquear nuestros sistemas eléctricos cuando son lo suficientemente poderosas. Por lo tanto, entender la estructura magnética del Sol es crucial para los científicos para hacer predicciones y entender estos y otros eventos.
Para ver lo invisible, los científicos han construido modelos que combinan las observaciones hechas al plasma que se observa en la superficie del Sol, junto con el entendimiento que se tiene del magnetismo y de la forma que los materiales solares se mueven a través del espacio. Para estudiar precisamente los ciclos magnéticos del Sol, los investigadores usan magnetógrafos, los cuales miden la fuerza y dirección de los campos magnéticos. En el siguiente video, el cual fue producido por el Centro Espacial de Vuelos Goddard de la NASA, se describe un modelo que muestra como ha cambiado el campo magnético del Sol en los últimos cuatro años.
Las líneas moradas y verdes en el video representan las líneas abiertas del campo magnético solar, que se extienden más allá de nuestros confines y hasta el espacio profundo. Las líneas blancas son las líneas de campo magnéticas que emergen de la superficie del Sol y que se ciclan cerca de la superficie.
Así pues, con los instrumentos modernos podemos ver lo que nuestros ojos no son capaces. El Sol es mucho más impresionante así, porque es un cúmulo de astrofísica que los seres humanos estamos obsesionados por entender.
Referencia: Discover Magazine