Para muchos la Inteligencia Artificial y la robótica son elementos de peligro para la humanidad, para nuestra seguridad y para el liderazgo que se supone nos hace estar en la parte más alta de la cadena alimenticia. Pero todo esto es simplemente parte del imaginario popular, en donde los robots controlan y someten a los seres humanos. Para que esto pudiese ocurrir todavía falta el desarrollo gigantesco de la electrónica y de la propia inteligencia de las máquinas.
Sn embargo, esto no quieres decir que no se trabaje en interesantes ideas, en donde la robótica realiza acciones que en realidad deberíamos pensar, caen casi en lo sorprendente. Por ejemplo, tenemos al robot Forpheus, que puede jugar tenis de mesa y que con paciencia infinita puede ayudar a los novatos a jugar mejor al ping pong.
Ya existen máquinas para entrenarse en el tenis de mesa, como TrainerBot, sin embargo, Forpheus puede hacernos sentir que estamos jugando contra un rival real. El proyecto, que se presentó por primera vez en el año 2014, bautizado como Forpheus (“Future Omron Robotics technology for Exploring Possibility of Harmonized aUtomation with Sinic theoretics”), se mostró en octubre pasado en la Conferencia CEATEC. La nueva versión (cuarta generación en el proyecto), tiene un brazo que permite servir las pelotas en el aire y predecir con mayor precisión los tiros del rival a partir de IA mejorada.
Forpheus usa un brazo robótico que se controla con IA a través de un motor de 5 ejes que permite girar la paleta de ping pong. Quien controla el movimiento, el “cerebro” de la máquina le dice cómo pegar a la pelota, aconsejando sobre el tiempo y dirección dentro de un margen de una milésima de segundo, lo que lo hace un rival por decir lo menos, interesante.
Dos cámaras montadas en cada lado del robot permiten ayudar a identificar las pelotas de ping pong en el espacio tridimensional como lo hace precisamente un ser humano. Omron, la empresa fabricante, dice que su sistema puede detectar la velocidad de la pelota y la rotación unas 80 veces por segundo, lo que permite predecir la trayectoria de la bola. Otra cámara en la mitad del sistema mide los movimientos del contrario para evaluar su habilidad en el juego de mesa. Analizando la trayectoria de la pelota en relación con el jugador a través de aprendizaje de máquinas, la IA puede juzgar las habilidades del oponente y ajustar su juego para igualar el nivel del contrario.
Más allá del lado técnico, Omron sabe que los grandes entrenadores son figuras inspiradoras para los aprendices y en una pantalla de LEDs puesta como red en la mesa de ping pong, manda mensajes motivadores a los rivales del robot. El sistema ganó el récord mundial Guinness por ser el primer “tutor robótico de tenis de mesa”.
Y si todo esto no fuera suficiente, Omron ha creado un video en donde se muestra cómo este robot puede ser de alguna manera protagonista para la inspiración de los seres humanos.