La ceguera hereditaria causada por la degeneración progresiva de las células sensibles a la luz en el ojo, los fotorreceptores, afecta a millones de personas en todo el mundo de manera irreversible. Sin embargo, ahora científicos de la Universidad de Berna proponen un nuevo enfoque terapéutico basado en la optogenética que ha logrado restaurar la visión en ratones ciegos.
Aunque las células sensibles a la luz se pierden, las células en capas más profundas de la retina, que normalmente no pueden detectar la luz, permanecen intactas. Este nuevo tratamiento basado en la optogenética introduce proteínas sensibles a la luz en esas células, convirtiéndolas en fotorreceptores de reemplazo, restaurándose así la visión.
Anteriormente varios factores limitaban la viabilidad de esta terapia ya que las proteínas tradicionales sensibles a la luz necesitaban intensidades muy altas de luz, que son potencialmente dañinas, y emplean un mecanismo de señalización exterior dentro de las células de la retina.
Sin embargo una nueva proteína quimérica desarrollada por la optogenética denominada Opto-mGluR6, resistente y que no se atenúa, sin importar la frecuencia y la intensidad de la luz ha demostrado cómo esta ciencia se pueden adaptar incluso para convertirse en un interruptor molecular para otras células del ojo supervivientes transformándolas en «fotorreceptores de reemplazo«. restaurando la visión.
La Opto-mGLUR6 es una proteína quimérica, por que fue creada uniendo dos o más genes, que cuenta con diversas propiedades funcionales, en este caso para que estas reaccionaran a la luz, como si fueran fotorreceptores.
En las pruebas en ratones ciegos se constató que los fotorreceptores de reemplazo eran capaces de activar con fuerza la corteza visual, que es la parte del cerebro que analiza las señales visuales. En consecuencia, los ratones pasaron a ser capaces de ver en condiciones de luz diurna, de reaccionar a estímulos visuales, y de aprender comportamientos provocados por este tipo de estímulos.
“Potencialmente, esta nueva terapia podría devolver la vista a pacientes que sufren de algún tipo de degeneración de los fotorreceptores”, dijo Sonja Kleinlogel, responsable de la investigación. La investigadora calcula que, en dos o tres años, el sistema podría comenzar a probarse en la práctica clínica.
Referencia: PLOS Biology