Científicos de la Universidad de Yale han dado un paso más en el campo de lectura de mentes al lograr por medio de una resonancia magnética funcional del cerebro, reconstruir con precisión imágenes de rostros humanos.
La resonancia magnética funcional es una técnica que no requiere inyección de sustancia alguna y permite obtener imágenes de la actividad del cerebro mientras realiza una tarea. Su tecnología utiliza un potente imán (40.000 veces más potente que el campo magnético de la Tierra) para medir los cambios en la distribución de sangre oxigenada durante y después de que el sujeto realice determinadas tareas.
«Es una forma de lectura de la mente», dijo Marvin Chun, responsable de la investigación.
El aumento del nivel de sofisticación de los escáneres de resonancia magnética funcional ya ha permitido a los científicos a utilizar los datos de imágenes cerebrales para predecir por ejemplo, la visualización de una playa o una escena de ciudad, un animal o un edificio.
«Hasta ahora solo podíamos interpretar si el sujeto estaba viendo un animal o un edificio, no al animal o edificio», dijo Chun. «Es por eso que este nuevo avance es un nivel diferente de complejidad.»
El desafío inicio cuando aún de estudiantes Marvin Chun y Alan S. Cowen, querían saber si sería posible reconstruir un rostro humano a partir de los patrones de la actividad cerebral. La tarea era desalentadora, ya que las caras son más similares entre sí que los edificios. Además de que grandes áreas del cerebro son reclutados en el procesamiento de rostros humanos, un testimonio de su importancia en la supervivencia.
«Percibimos caras en un nivel mucho mayor de detalle que percibimos otras cosas», dijo Cowen.
En el estudio se mostraron a seis sujetos 300 caras “entrenamiento» mientras se sometian a diferentes resonancias magnéticas. Se utilizaron los datos para crear una especie de biblioteca de estadística de cómo esos cerebros respondieron a las caras individuales. Luego mostraron a los seis sujetos una nueva serie de caras, tomando los datos de resonancia magnética funcional y su biblioteca estadística para reconstruir los rostros de las personas que estaban viendo.
Cowen dijo que la exactitud de estas reconstrucciones faciales aumentará con el tiempo y se imagina que puede ser utilizado como una herramienta de investigación, por ejemplo, en el estudio de cómo los niños autistas responden a las caras.
Referencia: Universidad de Yale