La Realidad Virtual generalmente se asocia con una experiencia vertiginosas que crear un sentido de inmersión dentro de contextos de fantasía.

Sin embargo, esta tecnología también tiene aplicaciones de perfil más contemplativo, que lo mismo pueden trasladar al usuario a una biblioteca que a una escena del crimen.

La realidad virtual puede alterar el sabor de los alimentos

En dicho contexto, ¿Podría la realidad virtual ser una vía de generación de un vínculo real con nuestras raíces prehispánicas? Algunos desarrolladores creen que sí.

Para ellos, la naturaleza de la Realidad Virtual puede crear experiencias didácticas que inviten a redescubrir la riqueza cultural de determinada nación o región.

Por ejemplo, el proyecto Chichén Itza lleva al usuario a un viaje por el tiempo para conocer de primera mano uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucatán.

Y claro, ir a Chichén Itza puede hacerse en cualquier momento, pero la experiencia de viajar físicamente es turística, anecdótica, y no necesariamente inclinada a recrear lo que se vivía día a día en esa ciudad.

Por eso, casos como el de Chichén Itza, la versión interactiva, hacen que los mundos virtuales pasen de ser experiencias meramente interactivas a ofrecer complementación didáctica.

¿El futuro de la enseñanza es la Realidad Virtual? ¿Podría llegar el momento en que a los niños utilicen solamente hardware y software para aprender a través de experiencias virtuales?

La ciencia ficción nos ha dicho que sí y ya hemos visto que los postulados de ese género pueden alcanzarse.

*Fotos: Unocero.