Para lograrlo, utilizaron proteínas verdes fluorescentes (Green fluorescent protein, GFP) de células humanas de riñón embrionario, genéticamente modificadas para amplificar partículas de luz llamadas fotones en pulsaciones de luz láser.
La proteína GFP fue aislada en 1960 y desde entonces ha sido utilizada en una multitud de campos de la bioquímica y la genética. Los autores de este estudio eligieron este tipo de proteínas porque son capaces de inducir la emisión de luz sin necesidad de añadir enzimas adicionales.
Desde su invención el 16 de mayo de 1960 por Theodore Maiman, afirman los autores, “los lásers han tenido un tremendo impacto en la ciencia y la tecnología modernas. Sin embargo, hasta ahora su generación se había basado en materiales artificiales o ingeniería óptica, tales como cristales modificados, colorantes sintéticos o gases purificados”.
La luz láser se diferencia de la luz normal en que sus ondas oscilan en sincronía en una estrecha banda de colores. Ahora se ha podido generar a partir de células vivas. Las potenciales aplicaciones de este hallazgo son numerosas. Gather explica que uno de sus objetivos a largo plazo será encontrar formas para que la biotecnología se aplique en el sector de comunicaciones y la informática, que actualmente utilizan dispositivos electrónicos inanimados.
Así mismo, se podría utilizar para mejorar la detección y la exploración intracelular, mejorar las imágenes generadas en un microscopio o podría algún día permitirnos disparar rayos láser de los ojos, aunque sería más linterna que un rayo de la muerte. “Si una fuente de luz se implanta en el ojo, podría ser posible para el control de las señales del cerebro” comenta Yun.
Fuente: Nature