Si los astronautas fuesen a regresar a la Luna eventualmente, tendrían que lidiar con el duro entorno lunar. La Agencia Espacial Europea (AEE) está llevando a cabo un estudio sobre el polvo lunar y el peligro que podría ser para los seres humanos y las máquinas que pudiesen llegar de nuevo a nuestro satélite natural.
Antes de que Neil Armstrong pusiese su pie en la superficie lunar, en el Mar de la Tranquilidad, los científicos ya estaban al tanto del potencial peligro que podría ser el polvo lunar. De hecho, se pensaba que este polvo podría ser una barrera infranqueable para la exploración de nuestro satélite natural.
El problema es que nadie tenía idea de cómo era el suelo de la Luna. Había mucha especulación. Había quien pensaba que era una superficie tipo lava, que se halla frecuentemente en partes de Hawaii e Islandia. O quizás habría mares y cráteres llenos de fino polvo que acumularía cientos de metros de profundidad, con lo que cualquier nave espacial se terminaría por hundir en este extraño océano.
Sin embargo, los astronautas del Apolo encontraron algo igualmente inesperado e igualmente preocupante. En lugar de mares de polvo o líquido, encontraron que en miles de millones de años de impactos de micrometeoritos, la superficie de la Luna se había llenado de una fina capa de polvo de silicato, que tiene una serie de cualidades bastante incómodas para los seres humanos.
Por una parte, era lo más seco que existe y el bombardeo de la radiación cósmica y solar había dejado partículas con una carga eléctrica estática. esto es lo que hizo que los trajes d los astronautas se manchara con este polvo gris, el cual era imposible de quitar y que a la postre, terminó contaminando el interior del módulo lunar y del módulo de comando, cuando regresaron, haciendo que hubiese un olor como de pólvora quemada.
Pero peor aún, lo seco y la radiación hizo que el polvo químicamente activo y las partículas fuesen tan abrasivas que dañaron los trajes espaciales, los contenedores de muestras y otros equipos. De hecho, 12 de los astronautas que pisaron el suelo lunar regresaron con una «fiebre lunar» con síntomas como congestión nasal, que llevó días quitarles después de que regresaran a la Tierra.
Ahora entonces, un equipo internacional de una docena de científicos están tratando de examinar los efectos de largo plazo del polvo lunar. Hay indicaciones que podrían suponer serias enfermedades como cáncer, aunque los posibles peligros debidos al polvo aún son desconocidos.
El polvo de silicato es peligroso de por sí en nuestra Tierra, especialmente en los mineros y el personas expuestas a tormentas de polvo debido a erupciones volcánicas, lo que causa una condición llamada silicosis. Pero el polvo lunar es diferente. El activo entorno terrestre hace que las partículas de silicato se degraden, se vuelvan redondas inclusive, pero en la luna el polvo es con picos y es por ende mucho más abrasivo por lo que los astronautas tienen que usar botas especiales. Imaginen entonces las enfermedades que podrían causar en los pulmones.
Y otro problema es que la gravedad de la Luna es la sexta parte de la gravedad terrestre, y esto significa que polvo a nano-escala dentro de la nave o de algún habitat en la Luna podrían mantenerse suspendido por meses, produciendo una exposición de largo plazo en los pulmones de los astronautas que eventualmente estuvieses en una base lunar.
De acuerdo a la AEE, uno de los principales obstáculos para estudiar el polvo lunar es que casi no hay en las muestras que los astronautas trajeron a la Tierra, por lo que se ha decidido usar un material simulado que viene de una región de Alemania. Sin embargo, probablemente la capacidad abrasiva del polvo lunar no pueda replicarse en estos materiales y es claro que el estudio no será el más completo.