Científicos de Australia junto con colegas de la Universidad de Toronto, del departamento de inglés, han diseñado un algoritmo para escribir poesía que sigue las reglas de ritmo y métrica. Para probar sus resultados, los investigadores le preguntaron a personas en línea si podían distinguir entre los versos escritos por el software y por seres humanos. La mejor versión del algoritmo mostró que la el 50% de las personas llegó a la conclusión que los versos escritos por el programa estaban escritos por un ser humano. ¿Podría esto considerarse una nueva prueba de Turing?
De alguna manera, los versos de la computadora fueron mejores que los de Shakespeare. El ritmo y la métrica en la poesía generada por el software fue más precisa que la hallada en poemas escritos por seres humanos. Sin embargo, «Deep-speare» todavía tiene un largo camino antes de escribir algo que sea lo suficientemente bueno.
«Es muy fácil para mí saber si fue escrito por la computadora o no, es ridículamente sencillo», dice Adam Hammond, un profesor de inglés y co-autor del artículo que bosqueja el algoritmo usado. «Hemos resuelto dos de cuatro problemas», dice Hammond, refiriéndose a la métrica y al ritmo. «Los otros dos son mucho más difíciles: hacer algo leíble y que evoque alguna emoción en el lector».
Los científicos de IBM Research en Australia, la Universidad de Melbourne y Thomson Reuters, entrenaron una red neuronal de cerca de 2,700 sonetos en el Proyecto Gutenberg, que es una biblioteca de acceso libre. La computadora usa tres modelos: lenguaje, métrica y ritmo, y algo de probabilidad para hacerse de la palabra correcta para sus poemas. Produce «quatrains», o cuatro líneas de versos.
Los investigadores midieron los resultados preguntando a personas en línea sobre si los poemas eran humanos o creados por el software, lo cual -hay que decirlo- es una prueba de poco valor realmente, porque no hay ningún parámetro para juzgar el nivel de literatura que tienen dichas personas.
Uno de los versos del sistema fue éste:
«With joyous gambols gay and still array
No longer when he twas, while in his day
At first to pass in all delightful ways
Around him, charming and of all his days»
Deep-speare no pudo engañar al experto. Hammond dice que fue fácil darse cuenta de los versos hechos por la computadora porque frecuentemente son incoherentes y contienen errores gramaticales como en éste: «he twas». Sin embargo, en las mediciones de la métrica y ritmo, los «quatrains», las 4 líneas que forman el verso, mostraron que son mejores a la que se ve en los poemas humanos. La razón es que «se tiene una métrica en un poema para crear la expectativa», explicó. «No hay que romper el patrón. Es sobre crear expectación y entonces violarla en algún punto». La señal del rompimiento es un cambio en el estado emocional del hablante, añade Hammond.
Y si los poetas pudiesen preocuparse por estos avances en el software, Hammond dice que hay mucho de lo cual un soneto no puede ser imitado en la computadora, al menos todavía. Un soneto contiene tres «quatrains» y termina con un «couplet», es decir, dos líneas de verso. «Es realmente una forma muy complicada porque usualmente el primer bit propone un problema y entonces hay un giro, entonces el «couplet» es quien da la solución», dice. «Imagínese ensenar a una computadora a definir un problema, expresarlo y ofrecer una solución. Sólo eso es imposible de imaginar», indica Hammond.
Los co-autores del proyecto buscan ahora refinar el algoritmo de manera que pueda usarse en un solo tópico como por ejemplo, para escribir una ficción corta. «Nuestros resultados sugieren que la investigación a futuro debería enfocarse más allá de la métrica y así mejorar lo que el programa escribe», dijeron los investigadores.
El artículo puede leerse aquí: Deep-speare: A joint neural model of poetic language, meter and rhyme.