Médicos del Hospital St Vincent’s de Sidney y del Instituto de Investigación Cardiaca Victor Chang en Australia han logrado, por primera vez, trasplantar un corazón que había dejado de latir antes de ser donado. La técnica promete ser revolucionaria, dado que ampliaría el espectro de corazones disponibles aptos para un trasplante, ya que hasta el momento los trasplantes se realizan con órganos latientes extraídos de pacientes con muerte cerebral.
De momento, los cirujanos ya lo han probado en tres pacientes. Dos de ellos han tenido una exitosa recuperación y el tercero, está todavía en cuidados intensivos.
La nueva técnica consiste en extraer un corazón que ha dejado de latir y reanimarlo en una máquina llamada heart-in-a-box, un sistema que además de mantenerlo a una temperatura adecuada, restablecer y mantener su latido, proveyéndolo de una solución de nutrientes que tomó más de 12 años de desarrollo y que reducen el daño músculo cardíaco.
“El órgano puede permanecer en la máquina más de cuatro horas hasta que se realiza el trasplante, anteriormente este tipo de máquinas se emplean en otros hospitales para los trasplantes de pulmón; pero lo que no se había hecho hasta ahora era emplear corazones en parada cardiaca”, dijo el subdirector de Cirugía Cardíaca Peter MacDonald.
“Es probable que los primeros trasplantes de corazón, realizados en la década de 1960, utilizaran órganos que habían dejado de latir. Sin embargo, desde entonces, no había habido trasplantes de corazones muertos de donantes adultos desde principios en la década de 1960. Hemos vuelto a los orígenes del trasplante”.
Se espera que la nueva técnica represente un paso importante para reducir la escasez de donantes de órganos, incluso se prevé un aumento hasta de un 30% de procedimientos de trasplante. “Nos permitirá usar donantes que ahora deshechamos cuyos órganos, que analizados previamente para ver sus características, pueden servir para el trasplante”.
Lo destacado en su comunicado es que refieren que la técnica además de reducir la cantidad de daño al corazón, lo hace que sea más resistente al trasplante, pues disminuye el número de células del músculo cardíaco que mueren, mejora la función cardíaca cuando se reinicia y limita el daño por falta de oxígeno. Así mismo también evita problemas éticos que existen en algunos países en los que no se reconoce la muerte cerebral como en Japón o Vietnam donde la definición de muerte es muerte cardíaca y no existe el concepto de muerte cerebral.
Las limitantes sin embargo es el costo del procedimiento, pues solo los elementos desechables de la máquina puede alcanzar los 40.000 dólares por trasplante.
Referencia: Instituto de Investigación Cardíaca Victor Chang