Una alteración en la órbita de un objeto estelar monitoreado por científicos en California podría dar más impulso que nunca a la teoría de que existe un noveno misterioso planeta que forma parte de nuestro Sistema Solar pero que ha permanecido en el anonimato. Y es que los especialista notaron variaciones de hasta 54 grados en la inclinación del cuerpo celeste, algo que solo podría ser provocado por la fuerza gravitacional de un planeta.
Esta teoría la expusieron Michael Brown y Konstantin Batygin, astrónomos del Instituto de Tecnología de California (Caltech), después de observar órbitas irregulares de varios cuerpos celestes y rocas en el Cinturón de Kuiper. Para ambos astrónomos, esas trayectorias confusas y peculiares se explicarían por la fuerza gravitatoria de un planeta en las profundidades y que tendría una masa 10 veces la Tierra.
El objeto que se mueve «raro» ha sido bautizado como 2015 BP519 y realiza un viaje elíptico alrededor del Sol que abarca de 35 a 862 veces el radio de la órbita de la Tierra. Sin embargo, mientras que los ocho planetas que conocemos actualmente orbitan alrededor del Astro Rey en un mismo plano, como coches en una pista de carreras, 2015 BP519 orbita en un ángulo de 54 grados con respecto a ese plano.
El equipo de Dark Energy Survey dice que 2015 BP519 es el objeto transneptuniano más extremo encontrado hasta la fecha. Usó simulaciones por ordenador del sistema solar para descubrir cómo el objeto pudo haber encontrado esta extraña órbita. Las simulaciones en las que el sistema solar solo tenía ocho planetas no dieron a 2015 BP519 la misma órbita que tiene ahora, de ahí que se piense que solo un planeta que no ha sido descubierto podría ser la causa de su comportamiento extraño.
De todas formas aún no podemos cantar victoria porque no toda la comunidad de investigadores está conforme con esta explicación. Existe una noción que muchos en la que muchos científicos sospechan que el sol nació dentro de un grupo de estrellas en los inicios del Sistema Solar. De ser cierto, estas estrellas podrían haber influido en los objetos y «hacerles seguir caminos que hoy parecen imposibles».