Investigadores del Hospital General Massachusetts en colaboración con la Universidad de Boston han desarrollado un singular páncreas artificial el cual consiste en un iPhone modificado con un sensor implantado bajo la piel para mantener los niveles de glucosa al administrar insulina y glucagón en función de las necesidades del paciente diabético.
El dispositivo está formado por un sensor extraíble, insertado debajo de la piel mediante una aguja muy fina, que controla en tiempo real los niveles de glucosa en sangre. Estos datos son enviados cada cinco minutos a un iPhone 4S, que tiene un software con el que es capaz de comunicarse y controlar dos bombas de infusión.
En función de si estos niveles son altos o bajos, se activa una bomba u otra, es decir, se administra insulina o su hormona opuesta, glucagón. Además, este móvil cuenta con una aplicación por la que los pacientes introducen información inmediatamente antes de comer. La app les pregunta si la comida es el desayuno, almuerzo o cena y si el contenido en carbohidratos será el habitual, mayor o menor.
En uno de los estudios, 20 adultos llevaron durante cinco días este dispositivo mientras permanecían dentro un área de algo menos de un kilómetro en la ciudad de Boston, lo que permitía una vigilancia mediante wireless por parte del equipo de investigadores. Todos estuvieron acompañados por una enfermera las 24 horas al día y durmiendo en un hotel, pero por lo demás realizaron una vida normal. En el segundo estudio, 32 jóvenes de entre 12 y 20 años, llevaron el dispositivo el mismo tiempo mientras estaban en un campamento con resultados satisfactorios.
«El páncreas artificial redujo los valores medios de glucosa a niveles que se relacionan con una reducción importante del riesgo de complicaciones diabéticas», dijo Steven Russell, profesor adjunto de medicina en el Hospital General de Massachusetts y coautor principal del estudio. Estos niveles medios fueron 138 miligramos por decilitro de sangre en los adultos y 142 en los jóvenes. «Esto es tremendamente difícil con la tecnología disponible actualmente, por lo que la mayoría de las personas con diabetes son incapaces de lograr estos niveles en tan poco tiempo».
Por otro lado, el dispositivo también logró reducir el número de intervenciones por hipoglucemias un 37% y más de dos veces el tiempo con este problema adultos que lo llevaban en comparación con aquellos con bomba de insulina manual. En los adolescentes, los resultados mostraron dos veces menos actuaciones por hipoglucemias. Además, ambos grupos presentaron mejores niveles de glucosa con el páncreas artificial, sobre todo durante la noche.
La diabetes juvenil o de tipo 1 se manifiesta generalmente en la infancia o entre los adultos jóvenes. Se trata de una enfermedad crónica causada por el mal funcionamiento del páncreas, que en ocasiones es incapaz de producir la cantidad necesaria de insulina.
Actualmente algunos diabéticos tratan la enfermedad con bombas de insulina, que proveen dosis de esta hormona para mantener los niveles de glucosa. Sin embargo, estas bombas no se ajustan de manera automática en función de las necesidades variables del paciente y tampoco suministran glucagón, una hormona que provoca el aumento de la cantidad de glucosa en la sangre cuando es necesario.
«Esto no significa una cura», agrego el coautor y profesor de biomedicina Edward Damiano, pero desde luego «facilita y automatiza el control de la diabetes tipo 1, aliviando la carga a pacientes que no tendrán que preocuparse por la enfermedad todos los días de su vida».
Referencia: NEJM