En los últimos años se ha empezado a hablar mucho sobre la posibilidad de mandar una nave tripulada a Marte. Es claro que la robótica, aunque hace maravillas, no puede sustituir las posibilidades que podría tener un ser humano si pudiese llegar a aterrizar en suelo marciano. Los políticos en Estados Unidos -para ganar votos- hablan de comprometerse a poner un hombre en la superficie marciana (como hizo Kennedy cuando se comprometió a poner un hombre en la Luna antes de 1970). Y sin duda que a pesar de los riesgos, es muy probable que habría muchos voluntarios dispuestos a esta aventura. El problema es que quizás no sea posible realizarla, a menos en los próximos años.
Los datos tomados por el Mars Science Laboratory Radiation Assessment Detector (RAD), en el transcurso del viaje del Curiosity al planeta rojo, y publicados en la edición del 31 de mayo de Science, da confirmación experimental sobre los modelos de radiación que habrían de encontrarse en un viaje de esa naturaleza y que son los que la NASA de hecho utiliza actualmente.
Con los sistemas de propulsión actuales, la travesía de 560 millones de kms. a Marte se haría en unos 253 días, un lapso que pondría en peligro la misión por la cantidad de emisiones de radiación que recibirían los eventuales astronautas. Para dar una idea, Cary Zeitlin indica: “en términos de una dosis acumulada, sería como exponer todo el cuerpo a un CT-scanner cada 5 o 6 días”.
En el transcurso de su viaje, el Curiosity estuvo expuesto a 1.8 milliSieverts por día de radiación de los rayos cósmicos de las galaxias, partículas que vienen de fuera del sistema solar y que dan una dosis baja, pero crónica, de radiación. Los astronautas que hiciesen estre viaje además estarían expuestos las partículas de baja energía de las llamaradas solares y de las explosiones de la corona del sol.
“Necesitamos llegar lo antes posible para reducir el impacto de los rayos cósmicos galácticos”, dice Eddie Semones, un oficial de la NASA especializado en salud y radiación de los vuelos espaciales. Incluso si a NASA pudiese hacer que el viaje durara 180 días, los tripulantes estarían expuestos a un total de 662 milliSieverts, además de la radiación que pudiesen encontrar en el camino.
El viaje del Curiosity ocurrió durante un máximo débil solar, y es posible que la exposición a las partículas tan energéticas del sol pudiese ser mayor en otro momento, lo cual implica finalmente que no se puede saber cuánta más radiación podría absorber la eventual tripulación.
Para darnos una idea, exponerse a 1 Sievert en un tiempo de vida (unos setenta años), está asociado a un incremento de 5 por ciento en el riesgo de desarrollar cáncer incurable. Los límites actuales de la NASA son de hasta un incremento de 3 por ciento, lo que significa que por el momento no sería siquiera víable pensar en llevar hombres a Marte.
RAD ha seguido funcionando desde que Curiosity aterrizó en el planeta rojo, y seguirá mandando datos sobre los niveles de radiación en la superficie del planeta en los próximos meses/años. Para el 2015 la NASA tiene pensado lanzar una versión modificada del RAD para estudiar el ambiente de radiación existente en la Estación Internacional Espacial.
Referencias:
(*) La imagen muestra el Radiation Assessment Detector (NASA/JPL-Caltech/SwRI)